Marco Pérez Valtier: Ley de ingresos para 2020 sobre estima la recaudación de impuestos
Como lo comentaba en notas anteriores, los documentos que presenta el Ejecutivo Federal al Congreso, denominado Paquete Económico, proyecta los ingresos y los gastos que espera realizar el Sector Público Presupuestal, durante el ejercicio o año siguiente, con base en los parámetros económicos estimados para el cierre del año, así como las correspondientes proyecciones para el siguiente ejercicio.
De hecho, los legisladores primero deben aprobar la Ley de Ingresos, antes de discutir y analizar el proyecto de Decreto de Egresos de la Federación, ya que primero deben estar “aprobados” los ingresos con los que habrán de sufragarse los gastos públicos.
Obviamente, cada renglón de Ingreso debe analizarse y proyectarse, tomando primero como base la estimación de cierre del año en curso, (la cual es la base para el crecimiento del siguiente año, y NO el ingreso aprobado por el Congreso, el cual es un dato “ficto”) y posteriormente se proyecta el ingreso esperado, considerando tanto las variables macroeconómicas previstas, como el crecimiento real de la economía, la inflación, así como los cambios a la Leyes que pueden incidir en la recaudación.
Generalmente, la recaudación de impuestos tiene una correlación directa con el crecimiento real de la economía, y para 2021, si el Gobierno estima que la economía crecerá en un 4.6 por ciento real, el proyecto de Ley de Ingresos contempla una recaudación de impuestos creciendo al 5.7 por ciento en términos reales, lo cual, en principio, luce desalineada, lo cual procedo a analizar con mayor detalle.
Analizando la recaudación estimada por tipo de impuesto, la de mayor crecimiento es la correspondiente al IEPS, la cual esperan que crezca en 12.5 por ciento real para el próximo año, pero en particular, la correspondiente a las gasolinas y al diésel, esperan que aumente en 20.5 por ciento en términos reales, la cuota federal, porque se propone una reforma a la Ley del IEPS, que de aprobarse, permitiría aumentar el IEPS federal, cuando bajen los precios internacionales de las gasolinas, en lugar de bajar el precio bomba, y obtener así mayores recursos.
El problema es que para 2021, el propio gobierno prevé mayores precios del petróleo, los cuales subirían de $34.6 a $42.1 dólares por barril, lo que debe conducir a mayores precios internacionales de las gasolinas, y la reforma prevé, que en esos casos, se aplique el subsidio que se viene aplicando discrecionalmente desde 2016, lo que conduciría a una menor recaudación, por lo que la proyección de mayor recaudación es optimista.
En cuanto al IVA y al ISR, el gobierno proyecta que la recaudación subirá el próximo año en el mismo porcentaje real que el previsto para la economía, de 4.6 por ciento, sin embargo, en el caso del ISR, esta proyección pasa por alto la mecánica que contiene la propia Ley del ISR para el entero del impuesto, el cual puede ser reducido cuando el contribuyente tiene pérdidas fiscales por acreditar, así como saldos a favor en el entero del impuesto por pagos provisionales.
La situación es que en este año 2020, el contribuyente promedio empezó haciendo pagos provisionales basados en su coeficiente de utilidad del año anterior, pero con motivo de la pandemia, empezó a generar pérdidas, pero no puede reducir su coeficiente de utilidad para el pago provisional, sin autorización de la autoridad, trámite que puede solicitar hasta el segundo semestre del año, pero en la práctica, la autoridad no los autorizó.
Es decir, los contribuyentes están enterando actualmente pagos provisionales superiores a los reales, que van a conducir a saldos a favor en la declaración anual 2020, mismos que podrán acreditar contra el ISR de pagos provisionales en 2021, o solicitar su devolución.
Adicionalmente, muchos contribuyentes van a generar pérdidas fiscales en 2020, que si bien no los exime de calcular y enterar pagos provisionales en 2021, porque la Ley establece que deben calcular el pago provisional con un coeficiente de utilidad de años anteriores (absurdo) lo que sí pueden es acreditar, contra ese pago provisional, las pérdidas fiscales anteriores, por lo que en la práctica, lo más seguro es que los pagos provisionales para 2021 estén muy afectados por las pérdidas fiscales de este año.
Otro factor adicional, es que en este año 2020, se ha obtenido una recaudación extraordinaria de ISR con motivo de actos de fiscalización, lo que “eleva” la base de proyección para 2021, y como estos ingresos son extraordinarios, y de naturaleza “no recurrente”, no deberían tomarse como base para proyectar la recaudación 2021.
De tal suerte, prever que la recaudación de ISR aumente el próximo año en un 4.6 por ciento real, luce muy optimista y sobre estimada, y será difícil que se pueda materializar.
Este comentario deben tomarlo muy en cuenta los gobiernos locales, ya que con base en estas proyecciones de recaudación impositiva (así como de ingresos petroleros) que son bastante optimistas, se proyecta la Recaudación Federal Participable, por lo que este optimismo se traslada a las proyecciones de ingresos de los gobiernos locales, y de no darse, habría que reducir los presupuesto de gastos aprobados, tanto en el Gobierno Federal como en los Gobiernos locales.
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