Sánchez avanza hacia el bloqueo político con violencia en Cataluña y con Franco de talismán
Los verdaderos y principales problemas de los ciudadanos españoles son los que se derivan de la nueva crisis económica, ya en marcha (como lo demuestra la última encuesta de la EPA), la incertidumbre del Brexit y las dificultades que, para formar un gobierno estable, se anuncian para el día después de las elecciones del 10 de noviembre.
Pero nada de esto está dominando un proceso electoral que Pedro Sánchez, tras rechazar el gobierno de coalición con Pablo Iglesias, ha querido poner en marcha en este otoño convencido de un gran triunfo del PSOE que no llegará, a sabiendas del impacto que tendría en Cataluña la sentencia del Tribunal Supremo, y empeñado en celebrar la exhumación de los restos de Franco como parte de su propaganda electoral.
Estos acontecimientos han generado violentas protestas en Cataluña que han sido amparadas por la Generalitat y el Parlament catalán rondando la ilegalidad, y han dado pie a una serie de manifestaciones en Madrid y en Barcelona.
Como la de Vox (con 20.000 personas) que tras el traslado de Franco llenó la madrileña Plaza de Colon, lo que le augura un buen resultado electoral de más de 30 escaños al partido de Santiago Abascal.
Y las manifestaciones de hoy y mañana en Barcelona, de los separatistas convocados por Torra y las de la Sociedad Civil catalana el domingo, que pondrán en evidencia la fractura social catalana y la ausencia de soluciones que garanticen en Cataluña la convivencia pacífica y la legalidad.
En todos estos acontecimientos brilla por su ausencia la unidad de los partidos constitucionales, empeorada al imponer Sánchez el electoralista nuevo entierro de Franco. El que también fue criticado por Pablo Iglesias que acusó al Gobierno de exaltación del franquismo: ‘sacaron a Franco a hombros de la Basílica’, dijo Iglesias.
Y discrepancias serias entre PSOE y la oposición de PP y Cs al negarse Sánchez a aplicar en Cataluña la Ley de Seguridad Nacional o el artículo 155 de la Constitución tras los brotes de violencia con más de 600 heridos y con enormes destrozos en las ciudades catalanas y especialmente en Barcelona.
A lo que se añade la iniciativa ilegal de la Mesa del Parlament catalán y su presidente Roger Torrent con las que desafían las advertencias del Tribunal Constitucional, por abrir un debate sobre el derecho de autodeterminación con lo que se incurrirá en el delito de desobediencia al TC.
De la misma manera que se teme y se esperan nuevos brotes de violencia en Cataluña, y especialmente durante el aplazado partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid que finalmente se celebrará el 18 de diciembre y con gran repercusión televisiva en todo el mundo.
Las encuestas anuncian más bloqueo político
Al fondo de todo ello aparecen las encuestas electorales que anuncian un fracaso electoral de Pedro Sánchez al no conseguir el importante ascenso que esperaba con la repetición electoral el 10-N.
Sobre todo si se confirma una ‘amarga victoria’ del PSOE que se quedaría con los mismos 123 escaños que obtuvo hace seis meses el 28-A, mientras Podemos baja 10 escaños (de los que Errejón recuperará 7), lo que hará más difícil que en el pasado mes de julio la investidura de Sánchez si pretende un gobierno de la izquierda.
Encuestas que anuncian una notable subida del PP hacia los 100 escaños (desde los 66 que cosechó en abril), el hundimiento de Cs de 57 a los 20 diputados y una subida de Vox hasta por encima de los 30 escaños.
Lo que en teoría no dejará más opción, para la formación de un gobierno estable en España, que una gran coalición PP-PSOE con o sin Sánchez de presidente, lo que sería muy difícil de encajar y de negociar.
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