Ferrovial: un caso desmesurado
Pasó la Junta de accionistas de Ferrovial con evidente calma y un consenso materializado en un 76% de asistencia y un 93% de votos favorables a la decisión de trasladar la sede social a Países Bajos. Toda la polvareda que ha girado sobre el acuerdo de traslado de sede social queda en nada para los accionistas de la compañía que han validado la propuesta del consejo sin crítica y sin otro rechazo que el del 5% de los accionistas (4,5% en manos de uno de los herederos apartado de la gestión).
Lo que ha rodeado esta decisión empresarial ha sido desmesurado, con una intervención intensa, inútil y desmedida del gobierno que a lo largo de cinco semanas ha descalificado la medida con argumentos que no han influido a un accionariado muy profesional encabezado por fondos de inversión y la familia fundadora y gestora a los que no cabe atribuir ignorancia o despiste.
La desmesura viene porque los efectos sobre la economía española, la marca España o el prestigio del país es irrelevante. Ni es la primera empresa española que optimiza su instalación de sede, ni es la primera europea que elige lo Países Bajos. Tampoco será la última. Hay suficientes razones financieras para situar la sede en Ámsterdam, como hay ventajas fiscales para instalarse en Irlanda o Luxemburgo o las diputaciones forales españolas.
Y sobre todo hay libertad de establecimiento para que las empresas y los ciudadanos decidan libremente donde establecerse con estricto cumplimiento de la legislación vigente. El argumento emocional sobre la nacionalidad no es nada más que emocional y lo nacional dice poco a inversores globales que buscan el óptimo financiero.
Lo llamativo de este caso es la beligerancia gubernamental concretada en las sucesivas e insistentes declaraciones de ministros, incluido el presidente, entre admonitorias y amenazantes para que el consejo de Ferrovial rectificara. Argumentos como el deber del gobierno de informar a los accionistas de “la verdad” (curioso concepto) como si esos accionistas profesionales vivieran en la ignorancia. Las amenazas fiscales esgrimidas por la ministra de Hacienda y el ministro de la Seguridad Social resultan temerarias y alejadas de los usos y costumbres de las sociedades cotizadas.
El debate está siendo desmesurado, coyuntural, desenfocado, exagerado y politizado en el peor sentido del término. Con la cantidad de problemas que tiene delante cualquier gobierno en una situación como la actual dedicar esfuerzo y horas a donde debe estar la sede de un grupo multinacional es tan absurdo como paleto.
La entrada Ferrovial: un caso desmesurado se publicó primero en Republica.com.