“Mamá está en casa otra vez”, el emotivo reencuentro de una madre con sus bebés tras meses de detención por ICE
Cuando Paola llegó a su casa, su pequeño hijo Noah la miró de reojo. Se tapaba la cara, se daba vuelta, volvía a mirar. “Como si no creyera que la que estaba ahí era yo, su mamá”, dice la mujer, mientras rememora el momento en el que se reencontró con su familia, tras pasar dos meses detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. (ICE). Lo primero que hizo cuando Noah la reconoció, fue abrazarlo. “Le dije: ‘Es mamá, mamá está en casa otra vez contigo’. Lo segundo que hizo fue amamantar a Lyn, su bebé de tres meses.
“No podía creer que estaba otra vez en casa, era como un shock”, cuenta Paola Clouatre a CNN, desde su hogar en Baton Rouge, Louisiana, mientras acuna a Lyn y Noah da vueltas por la habitación haciendo garabatos en un papel. A su lado está su esposo Adrián Clouatre, un veterano de la Infantería de Marina, quien sostuvo una lucha incansable para que fuera liberada.
Paola, nacida en México, había llegado a Estados Unidos en 2014 con su madre. Tenía 14 años. Pronto perdió contacto con ella y pasó su adolescencia en refugios para personas sin hogar. En 2022 conoció a Adrian. Al poco tiempo tuvieron a Noah. En febrero de 2024 se casaron y luego nació la pequeña Lyn.
El 27 de mayo la pareja fue a una entrevista de ajuste de estatus inmigratorio, con la esperanza de avanzar el proceso para que Paola obtuviera su residencia permanente o green card. Apenas una semana antes se habían enterado de que había una orden de deportación en su contra, porque Paola no había asistido a una audiencia cuya convocatoria se le envió a su madre y la joven nunca se enteró.
A pesar de que fueron honestos sobre esto con el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), Paola fue detenida en el lugar y trasladada al centro de detención rural de ICE en Monroe, a cuatro horas de su hogar.
Paola dice que no se imaginaba que terminaría detenida. Estuvo varios días en shock, intentando procesar lo que estaba sucediendo. No tuvo ni tiempo de despedirse de sus hijos.
“Era muy difícil. Extrañaba a mi familia, a mis hijos, a mi esposo. Tenía mucha ansiedad, depresión”, recuerda la mujer. “A veces no comía, otras comía de más por ansiedad. Lloraba mucho”.
Pero para ella, lo más doloroso eran las visitas de sus hijos. Su esposo se encargó de hacer el largo viaje al centro de detención la mayor cantidad de veces posible, para que Paola pudiera ver a los niños y siguiera amamantando a la bebé. Además, consiguió que le facilitaran un extractor de leche para evitar que se cortara la lactancia.
“Cuando él me traía a los niños, yo abrazaba a mi niña, la amamantaba, pero era solo por un rato. Cuando la visita se terminaba, tenía que despedirme. Mi hijo me agarraba la mano, caminaba conmigo, no quería soltarme. Lloraba cuando lo agarraban. Las despedidas eran lo más doloroso”, recuerda Paola.
Y cuando su familia se iba, ella quedaba en medio de un montón de desconocidos, en un lugar con muchas reglas, en el que el miedo y la angustia reinaban día y noche. Varias veces, asegura, le dijeron que en cualquier momento la subrían a un avión para deportarla.
“Yo pensaba: ‘¿Y si me voy a México? ¿Dónde voy a ir? ¿Con quién? No hablo con mi familia. No sabía cómo iba a sobrevivir. Me preocupaba mucho. Con mi esposo hablábamos todo el tiempo de eso, de qué iba a pasar conmigo, cómo me iba a comunicar, cómo iba a salir adelante”, dice. Adrian había contado a CNN en una entrevista anterior, mientras ella todavía estaba detenida, que la deportación era un escenario impensable para ellos, que Paola ya no tenía vínculos en México.
Y así pasaban los días y todo era incertidumbre. “Nos mezclaban a todos: personas sin antecedentes con personas que sí tenían antecedentes criminales”, cuenta. En mi dormitorio había unas 105 mujeres”. La rutina era estricta y la tensión, permanente, reconstruye la mujer.
CNN consultó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sobre las condiciones de detención mencionadas por Clouatre, pero no obtuvo respuesta sobre este punto específico.
Pero ante otros cuestionamientos de inmigrante y organizaciones de derechos humanos a los centros de detención de ICE, DHS ha respondido que “todos los detenidos reciben alimentación adecuada, tratamiento médico y tienen la oportunidad de comunicarse con sus familiares y abogados” y que “garantizar la seguridad y el bienestar de las personas bajo nuestra custodia es una prioridad absoluta en ICE”.
Hace una semana, después de que Adrian y su abogado Carey Holliday, intentaran por todas las vías posibles lograr la liberación de Paola, la mujer finalmente pudo salir del centro de detención y reunirse con su familia.
Adrian cuenta a CNN que un juez suspendió la orden de deportación. Luego, la oficina del senador John Kennedy presentó al DHS una solicitud para que la mujer fuera liberada, informó la agencia AP.
Consultado por CNN, el DHS dijo que “los miembros del Congreso no tienen influencia sobre quién arresta, detiene o somete el ICE” en procedimientos inmigratorios. “El DHS hace cumplir la ley. Punto”, respondieron por correo electrónico, en un comunicado atribuido a la secretaria adjunta Tricia McLaughlin.
“Lisette Paola Rosas-Campos presentó una moción para reabrir su caso inmigratorio el 27 de mayo de 2025 y solicitó a un juez de inmigración una suspensión de emergencia de la deportación. El juez de inmigración concedió la moción y fue liberada de la custodia del ICE mientras continúa su proceso inmigratorio”, indica el comunicado de DHS.
Paola ahora debe llevar tobillera electrónica y acudir cada dos semanas a un control oficial, como parte de las condiciones para su liberación.
¿Qué sigue ahora? “Estamos tratando de retomar nuestras vidas. Buscando departamento en Louisiana. Queremos establecer una vida normal”, dice Adrian.
“Entiendo que hay que hacer cumplir la ley, pero también debe haber humanidad. Hay personas esperando su residencia, no son criminales. Tienen hijos. No deberían ser tratados como criminales”, dice el veterano de los Marines.
El proceso judicial de Paola podría durar varios años hasta que se cierre formalmente, pero podría obtener eventualmente su green card, dijo Holliday, abogado de los Clouatre, citado por AP.
Paola dice que no considera justa su detención. “Me sentía mal. Como si hubiera hecho algo malo. Me sentía culpable, aunque no había hecho nada malo”, explica.
Pero ahora, mientras habla con CNN, dice que está feliz de volver a estar con los suyos. E igual de felices se ven los niños. Noah deja de corretear y se sienta sobre Paola. Levanta la mirada, vuelve su cara a la pantalla y dice “Mama”.
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