Una familia con dos hijos necesita 1.672 euros para vivir dignamente en Barcelona
Hace tres años, el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, propuso un salario mínimo de ciudad por encima de los mil euros con la idea de adaptar los sueldos al coste real de la vida. Sindicatos y patronales llegaron a fijar un calendario para estudiar la cuantía del salario. Pero acabaron desentendiéndose. Desbordada por el nuevo fenómeno de los trabajadores pobres, poco después, Cáritas Diocesana de Barcelona, reclamó a las administraciones aumentar a los mil euros el salario mínimo interprofesional, que actualmente es de 735 euros. Cáritas alerta de que el 16 % de de las personas que atiende tiene trabajo y aún y así vive bajo el umbral de la pobreza. Y señala que un tercio de los contratos que se hacen en Cataluña tienen una duración de menos de siete días.
El equipo de gobierno de Ada Colau recuperó hace un año la idea de su antecesor. «No nos podemos permitir que nadie en Barcelona gane menos de mil euros», admitió Gerardo Pisarello. Fundó un grupo de trabajo sobre el salario mínimo con patronales (PIMEC y FEPIME), sindicatos (UGT y CCOO), el Área Metropolitana de Barcelona y el Consell Económic i Social de Barcelona (CESB). Y ayer este último presentó los resultados de su informe: Vivir en Barcelona cuesta unos 1.440 euros al mes, contando lo que una familia gasta en transporte, comida, alimentación, vivienda y educación.
El estudio, «Salarios y rentas básicas de ciudad», insta a administraciones, patronales y sindicatos a adaptar el sueldo mínimo a percibir por un trabajador, según el coste de la vida de la localidad en la que reside. La consultora DALEPH estima que el coste mensual para cubrir las necesidades básicas de una persona que vive sola es de 699,82 euros, de 1.114 euros para un adulto y un menor, y de 1.672 euro para una pareja con dos hijos.
La presidenta del CESB, Marina Subirats, no concretó qué importe debería cobrar cómo mínimo un trabajador en Barcelona. Sí habló de que el mayor beneficio de fijar un sueldo digno es reducir las desigualdades sociales, además de evitar la fuga de talentos y evitar la conflictividad social. Y vinculó los sueldos a cuestiones como el precio de la vivienda o la cesta de la compra.
Según el CESB, el alquiler es la variable más relevante a la hora de determinar la capacidad de consumo de las familias. Recordó que entre 2014 y 2016, los salarios subieron un 1,8% de media, mientras que los alquileres han aumentado un 16,4%, casi nueve veces más. Para revertir esta salvajada, el CESB llamó al Ayuntamiento y a la Generalitat a aumentar el parque público de vivienda, que actualmente, que apenas llega al 2%.
La educación es otra de las variables que afecta a la riqueza de las familias. Subirats llamó a subvencionar las guarderías e instó a la Generalitat a asumir su gastos porque sus incumplimientos repercuten en los ayuntamientos y, de rebote, en las familias. El informe del CESB impulsa el debate sobre el salario de ciudad que tiene como referencia Londres, que desde 2011 ha contratado más de mil empresas adheridas al salario de ciudad.