Vayamos por partes. Es imposible que
Sandor, aspirante a campeón del mundo de boxeo de superligeros, baje de peso hasta los 63 almorzando en el village del Godó, Los postres de ASPIC son tan deliciosos que es inaudito no repetir. La coca de Llavaneras, la de hojaldre y frutas, la tarta de limón, la de chocolate. Deliciosas como todo lo que prepara este catering que desde hace años nos ‘castiga’, porque todo es tan exquisito que sólo quieres más. Sandor es un apasionado del número 22. Esta vez almorzamos en la mesa 29, a la que restamos los comensales (7) y nos da el 22 que seguro le traerá esa estrella que necesita para que el combate del siglo se celebre en Barcelona.
Sandor es papá primerizo de Jimena y ahora más que nunca ve que el tiempo pasa rápido. A su lado,
Thaïs Henríquez que es tantas cosas que vamos a empezar por el final. Su actuación ayer en Factor X cantando fue sublime, deliciosa, decidida, única.
Thaïs es demasiado buena para estar en un concurso para descubrir talentos, ella es un talento innato ya ganador, no tiene que concursar. Canta y escribe, porque ganar dos medallas olímpicas le ha dado para estudiar tres carreras y para mucho más.
Anna Tarrés, su seleccionadora, es ahora la mujer que va a llevar a la selección china de sincronizada a ganar una medalla olímpica. O dos. Porque es la mejor de su mundo. Sólo
Andrea Fuentes, su pupila y seleccionadora de USA, sería capaz de ganarla en acrobacia. A la
Tarrés la aman en China y allí está adoptada por una familia catalana a la que en el último viaje les llevo ¡calçots!. Si, envueltos en papel celofán, al lado de su ropa, con salsa romesco. Es una crack
Anna Tarrés.
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