En la Soda Santa Marta, disfrute un recordatorio de que el Mercado La Coca Cola es más que solo tiendas
No es necesario ponerse romántico con el caos de buses y taxis y todo que es San José para notar que, aún en medio del alboroto, se encuentran joyas que uno se muere por compartir. Miles de personas transitan cada día por el Mercado La Coca Cola, al borde oeste del centro capitalino, pues allí y en los alrededores se ubican muchas estaciones de bus hacia otras regiones del Valle Central.
Al costado este del mercado, sobre la calle 16, se abre un pasillo hacia el interior y, justo al inicio, una larga barra con chapa de lata. La chilera, las empanadas, los banquitos; el rótulo de madera, las ollas rebosantes, el tele encendido con la novela, en silencio. Llegamos a la Soda Santa Marta.
Nos recibe Edwin Valverde, quien fue educador y desde hace cinco años es dueño del establecimiento, que ya cumple 45 años. Estábamos comiendo y una señora, que recién disfrutaba un casado con pollo, le preguntó si él era de Naranjo, por su apellido. “Diay, porque soy naranjeña”. Seguramente iba a su bus, que sale allí, del mercado.
La historia de la cocina de esta región está urdida por cruces entre el Occidente y el Oriente del valle. También por migraciones de todo tipo, la nicaragüense de primero, que han aderezado este caldo de recetas, productos y formas de preparación. A ese encuentro, natural en un mercado, es lo que llamamos nuestra comida tradicional en una soda, y la Santa Marta es buen ejemplo.
Pero hay que hablar del pollo. Nos antojamos y pedimos lo mismo. El pollo suave, con ese sabor concentradísimo, delicado, delicioso. Y la compañía de un picadillo de plátano con carne, una de esas joyas de la gastronomía tica que tomamos por sentado. Por supuesto, el gallo pinto, delicioso; don Edwin recomienda el pescado, también. Y claro, los viernes hay sorpresas.
Por su ubicación, la Soda Santa Marta recibe a todo el mundo. “A mi soda llega gente de Limón. Llega mucha gente de Puriscal, de Limón, de Upala... de donde vos te imaginés llega gente acá”, dice don Edwin. “Es una soda muy querida por gente de provincias”.
Como decíamos, los viernes hay platillos especiales, como sopa de albóndigas o platos nicaragüenses como arroz guacho e indio viejo. Pero la estrella de la Santa Marta es la olla de carne, por la que pregunta la gente.
Si ya vino al Mercado La Coca Cola, no se quede con solo una soda. Hay mucho por explorar aquí, porque como todos los mercados, reúne sabores y olores de todas partes. Para entender la gastronomía de Costa Rica hay que detenerse en ellos, entenderlos, apreciar su ritmo. Hay que ir soda por soda: conocerlas, explorarlo todo. Si es como la Santa Marta, la delicia es segura. Después puede correr al bus, pero antes: deténgase a apreciar lo que esta soda le propone.