Traición, sangre y pactos con EEUU en el cártel de Sinaloa
El cartel de Sinaloa, uno de los más poderosos y peligrosos de México (y del mundo), se está desfigurando a la sombra de las broncas diarias entre Trump y Sheinbaum por el tráfico de droga, la seguridad y los aranceles. El próximo viernes se cumple un año desde que Ismael «El Mayo» Zambada fuera detenido en suelo americano en una rocambolesca operación en la que presuntamente fue secuestrado y entregado a la justicia de Estados Unidos por Joaquín Guzmán López, su ahijado y uno de los vástagos de Joaquín «El Chapo» Guzmán.
El «Chapito» lo habría transportado en una avioneta hasta el aeropuerto de Santa Teresa, en el estado de Nuevo México, donde le esperaban para ponerle las esposas. «El Mayo» Zambada fue uno de los fundadores del cártel de Sinaloa junto con «El Chapo» y otros dos históricos narcotraficantes: Juan José «El Azul» Esparragoza, que presuntamente murió en un hospital de la Ciudad de México, y Héctor «El Güero» Palma, detenido después de que se estrellara su avioneta. «El Mayo» se convirtió en el líder del Cartel del Pacífico, como también se conoce al Cártel de Sinaloa, después de la detención de «El Chapo» en 2014. Zambada jamás había sido capturado por las fuerzas de seguridad hasta el año pasado. La traición era monumental.
Los doce meses que han transcurrido desde la puñalada en el seno del cartel de Sinaloa han sido, a la par, el año en que México eligió a Claudia Sheinbaum para sustituir a Andrés Manuel López Obrador y el año de la campaña electoral y posterior victoria de Donald Trump para repetir mandato en la Casa Blanca y sus incesantes advertencias a México para combatir a los cárteles y el flujo de drogas, principalmente fentanilo, hacia Estados Unidos.
Unas semanas después de la detención de «El Mayo» estalló la guerra entre «Los Chapitos» y «Los Mayitos» en el estado de Sinaloa, cuartel general del Cartel del Pacífico. Desde septiembre de 2024 hasta junio de este año se han contabilizado más de 1.500 homicidios en el estado norteño. A esa cifra luctuosa hay que sumarle cerca de 1.200 desaparecidos en ese periodo de tiempo, la mayoría, probablemente también asesinados. El estado de Sinaloa ha subido peldaños en el ranking de territorios más peligrosos de México hasta coronar el podio en los últimos meses.
Una de las primeras decisiones de Trump al llegar a la Casa Blanca fue designar al Cartel de Sinaloa como una organización terrorista extranjera, lo que no ha impedido, paradójicamente, que la Justicia americana llegue a acuerdos con la facción de «Los Chapitos». A mediados del mes de mayo, 17 miembros directos de la familia de Ovidio Guzmán, otro de los hijos de «El Chapo», cruzaban la frontera con Estados Unidos. Entre los familiares se encontraba una de las ex esposas de «El Chapo» y madre de Ovidio, Griselda López; todos ellos gozan ahora de especial protección en Estados Unidos. En julio, se hizo público que Ovidio Guzmán se declaraba culpable de varios delitos relacionados con el narcotráfico y delincuencia organizada. Ovidio Guzmán ya ha salido de prisión y está en una ubicación desconocida en Estados Unidos.
A lo largo de estos meses de beneficios y acuerdos de la Justicia americana con «Los Chapitos», la presidenta Sheinbaum ha denunciado el apagón informativo. Sheinbaum ha exigido sin éxito que las autoridades estadounidenses compartan información sobre los pactos con delincuentes que fueron extraditados en su día por México. Sheinbaum, que está permanentemente en la diana dialéctica de Trump, reprocha a su vecino del Norte que le pida más de lo que ellos mismos están dispuestos a hacer. «¿Cuántos detenidos hay allá por tráfico de fentanilo o de armas? Pocos, aquí todos los días», espetó Sheinbaum hace unos días en su Mañanera, su rueda de prensa diaria.
Los analistas en temas de seguridad no se ponen de acuerdo si las traiciones en el cártel de Sinaloa suponen ya el certificado de defunción del cartel de Sinaloa o si llegará a recomponerse. «La coalición de Sinaloa ya desapareció», se posiciona en un extremo Javier Oliva Posada, politólogo y Coordinador del Seminario de Estudios de Defensa y Seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en conversación con La Razón. «La guerra interna beneficia, indirectamente, a las organizaciones criminales con las que se disputan las rutas», en referencia a otras organizaciones criminales como el Cartel Jalisco Nueva Generación o el cártel del Golfo.
«Las revelaciones que puedan hacer los hijos de “El Chapo” van a tener consecuencias», explica Javier Oliva. «Yo no dudaría que los dos hijos de Joaquín Guzmán Loera consigan trasladar a su padre a un penal de mediana seguridad», vaticina. En estos momentos «El Chapo» cumple condena en ADX Florence, una prisión de máxima seguridad en Colorado conocida como el «Alcatraz de las Rocosas».
Además de consecuencias para el futuro legal del fundador del cartel de Sinaloa, las confesiones de los hijos de «El Chapo» también tienen el potencial de hacer tambalear la vida política en México.