Récord en créditos de consumo: peruanos se endeudan más, pero pagan a tiempo y la morosidad sigue baja
El nivel de deuda de las familias peruanas sigue subiendo y acaba de marcar un nuevo récord, aunque, por ahora, la mayoría de personas está cumpliendo con pagar sus cuotas a tiempo.
En mayo de 2025, el monto total de los créditos de consumo —que son los préstamos que la gente pide para comprar electrodomésticos, financiar viajes, estudios u otros gastos personales— llegó a S/ 73.557 millones, el nivel más alto registrado, según datos de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). Este dato muestra que cada vez más personas usan préstamos para cubrir sus necesidades o gustos.
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En diálogo con La República, el economista especializado en finanzas César Antúnez explicó que este crecimiento es, en principio, una señal positiva: “Eso es saludable. Cuando el producto bruto interno (PBI) de un país crece, es normal que también aumente el nivel de endeudamiento de las familias. Además, una mayor demanda de créditos ayudan a bancarizar a más personas. Lo importante es crecer o consumir más”, afirmó.
Sin embargo, aunque la deuda aumenta, la capacidad de pago también viene mostrando una mejora. La morosidad —que mide el porcentaje de personas que no pagan sus cuotas a tiempo— se ubicó en 3,2% en mayo para los créditos de consumo, lo que encadena una tendencia a la baja.
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La curva histórica muestra que la morosidad bajó de forma considerable desde un pico registrado entre finales de 2023 y principios de 2024, cuando llegó a alrededor del 4,1%, cifra que marcaba un deterioro de la capacidad de pago por la recesión y la inflación. “Un nivel de 2,2% se considera normal. Estamos viendo una tendencia a la disminución porque la gente sigue consumiendo con tarjeta de crédito y la economía se recupera”, comentó Antúnez.
Desde mediados de 2024, la morosidad empezó a descender de forma progresiva: en agosto de 2024, estaba cerca de 3,7%, mientras que en noviembre se redujo a aproximadamente 3,5%. A partir de enero de 2025, continuó bajando hasta alcanzar la zona de 3,3% a 3,2%.
Consultado sobre qué podría revertir esta mejora, Antúnez advirtió que los factores internos son los que más presionan. “Los conflictos sociales o fenómenos climatológicos que paralicen la producción de bienes y servicios afectan directamente la capacidad de pago, sobre todo de las personas en situación de informalidad. A nivel internacional, los riesgos impactan más en la parte empresarial”, detalló.
A pesar de que la morosidad actual es mayor al mínimo histórico de 2,7% registrado en 2022, la tendencia sigue siendo positiva.
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Las tarjetas de crédito personales son otro producto muy utilizado por los peruanos y que suelen ser una alternativa cuando no se accede a créditos de consumo más amplios, apunta el experto.
Según datos de mayo, la morosidad de las tarjetas se incrementó a 4,9%, pero aún lejos del 6,5% registrado en 2023. Por otro lado, la deuda total en este segmento sigue siendo alta y sumó S/17.821 millones.
Morosidad alta fuera de Lima
A nivel general, la morosidad promedio del sistema financiero —es decir, considerando todos los tipos de préstamos y todas las entidades financieras— se ubicó en 3,94% en mayo, lo que implica una leve mejora frente a mayo del año pasado. Sin embargo, no todas las regiones del país registran igual balance.
"Este descenso no ha sido uniforme, y varios departamentos continúan mostrando altos niveles de incumplimiento en el pago de créditos, especialmente en el segmento de cajas municipales y rurales", apunta Antunez.
En algunas regiones, especialmente fuera de Lima, hay zonas donde muchas personas tienen problemas para pagar sus préstamos. Por ejemplo, Lambayeque (9,6%), Ucayali (9,1%) y Tumbes (8,8%) muestran tasas de morosidad muy por encima del promedio nacional. Esto se debe sobre todo a los créditos que otorgan las cajas municipales y rurales, que suelen prestar dinero a pequeños negocios o personas con ingresos informales.
Hay casos aún más críticos: en Ayacucho, la morosidad en cajas rurales y empresas de crédito llega a 13,2%, en Puno a 15,8% y en Lambayeque a 12,3%. En cambio, en Lima la morosidad de los bancos es mucho menor, alrededor del 3%, frente a u empleo más formal.
En varias regiones, muchas personas trabajan en actividades informales o estacionales (como la agricultura o comercio de temporada) y no siempre tienen ingresos fijos para pagar puntualmente sus deudas. También influye la falta de educación financiera, ya que muchos no planifican bien cuánto pueden pedir prestado y cómo devolverlo.
Pese a estos retos, el economista Ronald Casana asegura que, en general, la banca peruana sigue mostrando solidez. Explica que los bancos más grandes —que representan alrededor del 80% del sistema financiero— cuentan con suficiente respaldo de capital y niveles de liquidez que les permiten prestar dinero sin poner en riesgo su estabilidad. Además, la morosidad en estos bancos es la más baja del sistema.
"El sistema bancario muestra mayores niveles de rentabilidad a mayo 2025, en comparación a los registrados en mayo 2024 y prepandemia, producto de los menores niveles de cartera de alto riesgo, menores provisiones y menores costos de fondeo", afirma.
Sin embargo, advierte estar atentos a lo que pase afuera del país —por la situación internacional— y dentro del país —por el clima político de cara a las elecciones—, porque cualquier cambio fuerte podría afectar la economía de las familias y la capacidad de pago de sus deudas.