Salarios reales, ilusión económica y el espejismo de la prosperidad
En España hablamos mucho de empleo, pero muy poco del valor real de ese empleo ya que tenemos más de 22 millones de trabajadores y, sin embargo, cada vez más familias con trabajo no llegan a fin de mes, lo que muestra que tener un empleo ya no garantiza poder vivir dignamente.
Una de las claves está en entender la diferencia entre salario nominal, el de la nómina, y salario real, lo que realmente puedes comprar con él.
Según la OCDE, desde 1994 los salarios reales en España solo han subido un 2,7%, una miseria sobre el alza del coste de vida, la vivienda o la energía, lo que implica que el poder adquisitivo se reduce año tras año, pero como se maquilla con datos de empleo o subidas nominales, no lo notamos hasta que abrimos la nevera o intentamos comprar un coche o una casa.
Mientras tanto, el Estado sigue empujando la economía a base de gasto público desmesurado y financiado con elevadas dosis de deuda, por lo que el primer generador de inflación no es otro que el sector público y su alegría gastando el dinero que no tiene, generando una falsa ilusión de crecimiento.
Para colmo, el IRPF no se deflacta, lo que significa que, si tu sueldo sube por el IPC, tendrás que pagar más impuestos como si fueras más rico, aunque mantengas el mismo poder de compra, progresividad en frío y silenciosa, pero si se ajustara la tarifa, muchos caerían en un tramo inferior y pagarían menos impuestos, lo que no interesa.
Además, mientras los salarios bajos suben por el impulso del SMI, el resto se estanca, lo que hace que el salario medio cada vez se aproxime más al mínimo, y eso es preocupante, porque si todos cobramos lo mismo, nadie puede avanzar.
La verdadera asignatura pendiente de nuestra economía es la productividad, pero en vez de impulsarla con innovación o formación, ahora queremos reducir la jornada laboral.
Así, trabajaremos menos horas con el mismo salario, una receta perfecta para perpetuar esta trampa de bajos sueldos, baja productividad y falsa prosperidad donde, trabajar ya no saca a nadie de pobre, pero al menos te mantiene ocupado mientras sigues siéndolo.
*Doctor en Economía y vicedecano en EAE Business