La extraña fobia de los millennials y Gen Z: atender una llamada telefónica
En la era de la Internet, parece suerte si un joven atiende una llamada telefónica; un estilo de comunicación que parece alejarse de los llamados millennials (personas nacidas entre 1980 y 1995) y la Generación Z (1996 en adelante). Estos dueños de celulares parecen preferir otras vías para comunicarse sin articular palabra con los labios.
En cambio, para quienes crecieron usando teléfonos para conversar, la llamada tradicional es lo usual. Sin embargo, esa práctica podría hoy ser percibida como motivo de ansiedad o un hábito telefónico de otra era.
Estudios y reportes de mercado coinciden en que las generaciones más jóvenes abandonan la voz en favor de métodos más rápidos y, en apariencia, menos estresantes.
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Una encuesta aplicada en 2024 a oficinistas del Reino Unido reveló que el 70% de los millennials sienten ansiedad al escuchar sonar el teléfono. El fenómeno trasciende la conveniencia.
La llamada puede despertar lo que los especialistas llaman aprensión telefónica: ansiedad provocada por el uso del teléfono. Richard G. Fielding documentó el concepto en 1990, en su tesis doctoral Telephone apprehension: a study of individual differences in attitudes to, and usage of the telephone (Sheffield Hallam University).
Este término describe un malestar moderado, sin llegar a la fobia.
La incomodidad suele originarse en el temor a no saber qué decir, reaccionar de manera inadecuada o enfrentar silencios incómodos.
John R. Marshall, en el libro Social Phobia: From Shyness to Stage Fright (1995), señaló que las personas con ansiedad social temen sonar inapropiadas, que su voz tiemble o que la conversación revele inseguridad.
¿Y es así, en realidad, ansiedad y estrés a tomar llamadas? No exactamente, de hecho, la explicación podría ser simplemente un cambio de hábitos, según reflejan datos sobre hábitos de uso del celular.
Cambio cultural
La transformación tecnológica y cultural explica gran parte del desuso de las llamadas de voz. Para los más jóvenes, la voz no desapareció, pero se trasladó a mensajes grabados, audios y redes sociales.
Quienes crecieron con teléfonos fijos compartidos en casa sí aprendieron rituales de conversación utilizando sus voces.
En cambio, los nativos digitales se formaron con pantallas siempre a mano. Más que un rechazo a hablar, se trataría de una redefinición de cómo y cuándo usan la voz.
Personas nacidas después de 1980 crecieron utilizando un celular para escribir en este con ambos pulgares en vez de llevar el aparato a sus labios para hablar.
Por eso, perciben las llamadas como lentas, intrusivas y menos eficientes que un mensaje de texto o un audio, opciones que incluso pueden dictar a una aplicación.
Una encuesta de la firma Unswitch, publicada en abril de 2024, confirmó la preferencia: 48% de los jóvenes en Inglaterra se comunica por redes sociales y 37% por mensajes de voz, en lugar de llamadas tradicionales.
Además, el 61% dijo que prefiere recibir un mensaje antes que contestar una llamada y un 23 % aseguró que nunca responde el teléfono.
La clave parece ser la posibilidad de mantener el control.
Mientras una llamada exige atención inmediata y en tiempo real, los mensajes de texto y audio permiten organizar la respuesta, mantener el ritmo personal y continuar con otras actividades sin interrupción. Incluso aunque eso defraude las expectativas y ritos sociales de otros.
El auge de esos hábitos de comunicación se refleja en el consumo masivo de datos móviles y una caída en el uso del servicio telefónico de voz.
Según la GSMA, en su informe del 2024, Uso de la red móvil en América Latina: tráfico de datos actual y pronósticos hasta 2030, entre 2016 y 2023 el tráfico de datos en la región se multiplicó por 14 y se triplicará de aquí al 2030.
En Costa Rica, cada conexión ya consume más de 10 Gigabytes (GB) al mes, y se prevé que llegue a 30 GB en 2030, según GSMA. Redes sociales como TikTok, Instagram y WhatsApp impulsan este crecimiento y concentran el 60% del tráfico de descarga, según la GSMA.
La Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) confirma la tendencia. En julio, el ente regulador informó que durante el 2024, el tráfico de voz en móviles cayó a 3.398 millones de minutos, 13,9% menos que en 2023. El promedio de uso por persona descendió de 48 minutos al mes en 2023 a 41 en 2024.
La telefonía fija mostró un desplome mayor: de 1.647 millones de minutos en 2020 a apenas 643 millones en 2024.
En contraste, el tráfico de datos móviles alcanzó 477.399 terabytes en 2024, un 14,6% más que el año previo.