Diez o doce mujeres que marcan el cine de 2025
Es probable que para fines de este año la cubana Marilyn Solaya, autora de Vestido de novia, haya culminado la postproducción de su nuevo largometraje Estrés, y todos podamos apreciar en salas este conjunto de cinco historias en las cuales, según declaraciones de la directora para Prensa Latina, se expresa su compromiso con la Mayor de las Antillas, porque «es una película de amor en la que, como en la vida misma, también aparecen nuestros problemas, nuestras verdades». Seguramente ese será el sustancial aporte del audiovisual cubano al cine hecho por mujeres, el cual continúa prosperando en casi todo el mundo. A continuación, reseñamos algunas de esas propuestas, ordenadas alfabéticamente por el apellido de la realizadora.
La francesa Julia Ducournau, ganadora de la Palma de Oro en 2021 por la controvertida Titane, estrenó en Cannes su primera película hablada en inglés, Alpha, reflexión sobre la infancia y la enfermedad que sigue a una niña de 13 años en una ciudad ficticia, inspirada en Nueva York, durante la epidemia de sida en los años 80. Ya los críticos hablan, unos complacidos y otros no tanto, sobre el agresivo simbolismo de esta pesadilla surrealista de Ducournau, una de las realizadoras francesas más relevantes.
También hay una adolescente al centro del argumento e, igualmente, se habla sobre enfermedad y muerte, en Renoir, segundo largometraje de la japonesa Chie Hayakawa, quien, además, quiso reflexionar sobre el pasado, como una excusa para referirse al presente, y ambienta su filme en Tokío, en 1987, cuando esta niña de 11 años enfrenta como puede la enfermedad terminal de su padre, y se refugia en el arte y la pintura para comprender el mundo que la rodea. Según cuentan quienes vieron el filme, Hayakawa encontró un estilo visual que evoca las impresionistas celebraciones de la belleza del pintor francés Auguste Renoir.
La actriz y directora franco-tunecina Hafsia Herzi opta, igualmente, por el drama intimista en Hermanita, que explora la vida de una joven que intenta conciliar su fe religiosa con su homosexualidad. En ese trance, abandona su vida cotidiana en los suburbios y se va a estudiar filosofía en el centro de París, donde tendrá que enfrentarse con las expectativas familiares y culturales, y deberá lidiar con su necesidad de labrarse una identidad personal, y mantenerse fiel, o no, a ciertos sentidos de pertenencia.
Especializada en temas tabú, la polaca Agnieszka Holland regresa con lo que parece ser su más ambicioso proyecto hasta hoy: Franz, la biografía del famoso escritor checo, autor de La Metamorfosis y El Proceso, Franz Kafka. Con un largo historial de películas importantes, realizadas desde los años 70 y 80, Holland cuenta la vida del escritor desde su adolescencia en Praga hasta la temprana muerte, y se habla por supuesto de sus obras, sus amores frustrados, la dolorosa relación con el padre y su enfermedad, pero sobre todo el filme intenta revelar las causas secretas de la influencia de su obra.
Dos famosas actrices norteamericanas, Scarlett Johansson y Kristen Stewart, asimismo, se apuntaron en la lista de nuevas directoras con Eleanor la Grande y La cronología del agua. La primera de estas narra la historia de Eleanor, una mujer de 90 años que decide viajar a la ciudad para rencontrarse con su pasado y redescubrir su pasión por la vida. Y en las memorias de la nadadora olímpica Lidia Yuknavitch se inspira la segunda película mencionada, que es un retrato biográfico de esta mujer desde que acepta una beca para convertirse en nadadora, pero destaca, a diferencia de la mayor parte de los filmes biográficos, una narrativa no lineal y el juego con el onirismo y lo simbólico.
Die, My Love, es el título de la adaptación al cine de la novela Matate, amor de la escritora argentina Ariana Harwicz. La película está protagonizada por Jennifer Lawrence, la dirige la experimentada realizadora escocesa Lynne Ramsay, y habla sobre la desintegración mental de Grace, una joven madre que enfrenta una profunda depresión posparto, de modo que la narrativa expone algunos de los oscuros recovecos de la maternidad, y muestra la lucha interna de Grace y los problemas con su familia. Es probable que Lawrence esté entre las nominadas al Oscar de este año.
Y para desmentir a quienes opinen que el cine dirigido por mujeres se concentra mayormente en oscuros dramas intimistas, se realizó el ambicioso filme histórico de la alemana Mascha Schilinski, El sonido del otoño, o Mirando al sol, según se traduzca el título del inglés o del original alemán. Las vidas de cuatro mujeres se ven separadas por varias décadas, pero se ven unidas a través del tiempo gracias a los traumas comunes y al descubrimiento de la verdad oculta detrás de los viejos muros.
A su pasado, o más bien al pasado de sus padres, se remite la española Carla Simón en la naturalista y semidocumental Romería cuya historia va detrás de una mujer que viaja a la ciudad de Vigo en busca de los rastros de su padre biológico, pero la familia le oculta información sobre la vida y la muerte de su progenitor quien fue víctima del sida, poco antes de que falleciera también su madre. Simón cierra con este filme una suerte de trilogía familiar integrada por Verano 1993 y Alcarrás, que la colocaron entre las autoras más importantes de España, una relación que también incluye este año a sus compatriotas Gracia Querejeta y Eva Libertad, por La buena suerte y Sorda, respectivamente.
Otro género habitual entre las realizadoras veteranas o emergentes ha sido la comedia romántica. La coreano-canadiense Celine Song escribió, produjo y dirigió su segunda película Materialistas, que propone una crítica sutil a los tiempos que corren y al triunfo de la economía de mercado, un ambiente en el cual una mujer tiene solo dos opciones: casarse por interés con alguien que tenga recursos suficientes para mantenerla, y proveer ella misma sus recursos y entonces buscar una pareja regida por el amor. Hay varias otras opciones, creo yo, pero habrá que ver la nueva película de la autora de Vidas pasadas para poder polemizar sobre su contenido, que ya ocasiona discusiones en todas partes. Los protagonistas son Dakota Johnson, Chris Evans, y Pedro Pascal.
Y después de su muy criticada incursión en el universo Marvel de superhéroes mediante Eternals, la chino-norteamericana Chloé Zhao parece regresar al realismo intimista con Hamnet, la historia de Agnes, la esposa de William Shakespeare, en su lucha por superar la pérdida de su único hijo, llamado precisamente Hamnet. Zhao demostró su maestría a la hora de comprender las pérdidas y la resiliencia de una mujer en su anterior y aclamada Nomadland, uno de los más poderosos dramas sociales realizados en Estados Unidos durante la última década. Porque dentro y fuera del cine norteamericano, asiático, europeo o latinoamericano se imponen las narrativas femeninas, y las realizadoras comienzan a ocupar los espacios que antes les negaran.