Emilio de Justo pedalea hasta la puerta grande y se gana la sustitución de Morante
Andaba con el pulso acelerado Valladolid ya de buena mañana. Desde los corrales del coso de Zorrilla se escuchaba el zumbido de las ruedas finas de las bicis y el de los abejorros de las consignas políticas mientras las gentes reinventaban rutas para llegar a su destino. Las cintas blancas y los conos naranjas se extendían por las calles y las furgonetas de la Vuelta pasaban por delante de las del Toreo, que va más despacio. Tuvieron que retrasar el paseíllo hasta las siete de la tarde, ya con la ciudad más calmada. Dos hijos de Extremadura velaban armas en el Juan de Austria: Alejandro Talavante y Emilio de Justo, el mano a mano de los triunfadores de la pasada...
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