Un apretón de manos y noventa minutos de reunión. Septiembre empezó para Carles Puigdemont , expresidente autonómico catalán y fugado de la Justicia desde el 2017, con otro de sus objetivos cumplidos. Una fotografía junto al actual jefe del Ejecutivo regional, el socialista Salvador Illa, en su particular carrera hacia su normalización institucional, a la espera de que el entramado judicial sobre él resuelva si la amnistía le es o no aplicable y, consecuentemente, puede o no regresar a España. El PSOE necesita hacer esos gestos hacia el prófugo para mantener la legislatura a flote -sin los votos de Junts en el Congreso no puede hacer nada-, pero el electorado los sigue rechazando mayoritariamente. Según el sondeo de GAD3 para...
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