Feijóo conquista su cuarta mayoría absoluta y 'sorpasso' del BNG al PSdeG en la oposición
Después de que las elecciones de abril fuesen suspendidas por la pandemia del coronavirus, todas las encuestas pronosticaban una mayoría absoluta del PP. Feijóo no muestra señales de desgaste tras 11 años al frente del Gobierno gallego, al igualar los diputados obtenidos en septiembre de 2016 y mejorar en medio punto el porcentaje de apoyos.
En sus segundas elecciones como candidata, Ana Pontón, de 43 años de edad, pero que lleva 16 años en el Parlamento gallego, logra casi 15 puntos y medio más de apoyo respecto a hace cuatro años y liderará la oposición.
El BNG de Ana Pontón pasa de seis a 19 diputados y mejora los resultados históricos de 1997, cuando los nacionalistas liderados por Xosé Manuel Beiras habían dado el 'sorpasso' al PSdeG de Abel Caballero y habían alcanzado los 18 escaños.
Precisamente en aquella fecha, los socialistas habían obtenido su mínimo histórico durante los siguientes 19 años, hasta que en las autonómicas de septiembre de 2016 se quedaron con 14 escaños, como tercera fuerza parlamentaria.
En las autonómicas de este domingo repiten el resultado de 14 actas en el Pazo do Hórreo, pese a que mejoran en punto y medio el porcentaje de apoyos respecto a hace cuatro años, con el 96,68% del voto escrutado.
Por su parte, Galicia en Común, la coalición en la que concurría Podemos, junto con IU y Anova (el partido precisamente fundado por Xosé Manuel Beiras tras abandonar el BNG), se queda fuera del Parlamento y el Bloque capitaliza de lleno la desintegración de En Marea, cuyos 14 diputados, sumergidos en peleas internas, acabaron la legislatura pasada en distintos grupos del Parlamento.
Caballero no levanta el vuelo del PSdeG
El PSdeG ha quedado relegado a la tercera plaza, tanto en votos como en escaños (15), en las elecciones autonómicas gallegas, donde las aspiraciones del candidato Gonzalo Caballero se han truncado con una importante derrota en la que se ha visto superado por el BNG.
No ha sido capaz el aspirante socialista de traducir en apoyos para estos comicios la ola de simpatía capturada por el partido en las tres elecciones celebradas durante el pasado 2019, en las que el liderazgo de Pedro Sánchez desde Ferraz le permitió al PSdeG ser, por primera vez en su historia, el partido más votado en Galicia en unas generales.
Por el camino se han quedado más de 7.000 votos que mantienen a los socialistas en 15 diputados con la práctica totalidad del escrutinio completa, tal y como sucedió en 2016, pero que se quedan lejos de satisfacer las aspiraciones de liderar el cambio.
Deberán analizar ahora los socialistas gallegos los errores en la estrategia de una campaña centrada en exhibir su complicidad con el gobierno del Estado, que agasajó a su candidato en Galicia con la visita de un gran número de ministros y cargos representativos que insistieron en la necesidad de contar con un Ejecutivo “aliado” en la Administración autonómica.
La falta de un perfil propio lastró la imagen como presidenciable de un Gonzalo Caballero, que no ha conseguido hacer calar su mensaje sobre la necesidad de un gobierno de izquierdas para abanderar la reconstrucción de la economía y de la sociedad tras el impacto de una pandemia que, en lo político, también invirtió las tornas de lo que se esperaba de la campaña electoral en Galicia.
El PSdeG llegaba, a tenor de los sondeos y de las informaciones que manejaba el partido, mejor colocado de partida a la primera convocatoria electoral prevista para el mes de abril, ya que todavía no acusaba el desgaste de que el PSOE haya tenido que lidiar desde el Ejecutivo estatal con una crisis y una emergencia sanitaria como las vividas en esta primavera.
Queda por ver ahora cuál será la reacción a nivel orgánico a este resultado electoral, que, sin ser un descalabro tan grave como otros anteriores, deja un profundo sabor amargo por la oportunidad perdida, el estancamiento y el descenso al tercer lugar del espacio político gallego.
Esta premisa abre la puerta a revivir las luchas intestinas que han protagonizado la última década en el plano orgánico y que permanecían, salvo contadas excepciones, en letargo desde la llegada de Caballero a la secretaría general de los socialistas gallegos y la entrada del PSOE en el Gobierno central tras la moción de censura presentada contra Mariano Rajoy.
La falta de respaldo desde las urnas seguramente avivará las divisiones y el fuego amigo dentro de un partido cuyo futuro estará marcado en gran medida por la posición que decida tomar el alcalde de Vigo y ahora principal referente de éxito electoral en el PSdeG, Abel Caballero, en cuya ciudad el PSOE tampoco ha conseguido mantenerse como fuerza más votada.
Durante los dos últimos años, el tío del actual candidato decidió enterrar el hacha de guerra con la que saludó su llegada al cargo, puesto que no participó en el congreso donde tomó posesión del mismo, e incluso más recientemente se prestó a colaborar de forma activa con una campaña para asaltar la presidencia de la Xunta finalmente fallida.
A la espera de ver qué depara su futuro político, Gonzalo Caballero, 23 años después, ha revivido el histórico “sorpasso” de las elecciones gallegas de 1997, en las que el BNG de Xosé Manuel Beiras superó entonces a un PSdeG que lideraba el propio Abel Caballero.
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