La emoción de unos premios diferentes
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La pandemia trastoca todo. También la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias que han presidido los reyes y sus hijas en Oviedo y que se ha convertido en un homenaje a los fallecidos por el coronavirus y a los sanitarios que...
Hubo que cambiar el lugar que tradicionalmente acogía este acto, el aforo se vio drásticamente reducido, se suspendieron actividades en torno al evento, varios de los premiados no han podido acudir a recoger su galardón, e, inevitablemente, la COVID-19 y sus efectos han estado presentes en muchos de los discursos.
Algo lógico teniendo en cuenta la situación que sigue viviendo España y que el colectivo sanitario fue el premiado con el Princesa de Asturias de la Concordia por una tarea que el rey ha vuelto a calificar de heroica.
La distinción, como el resto de las de esta edición, la ha entregado doña Leonor en su segundo año como protagonista de la ceremonia, y a ella han asistido, en representación del colectivo, una veintena de médicos, enfermeros, celadores y limpiadoras de centros sanitarios.
Ellos han recibido el aplauso más emotivo de todos los presentes puestos en pie, incluidos los miembros de la Familia Real, y que han provocado que aflorasen las lágrimas en varios de sus rostros.
La emoción se ha evidenciado también en los gestos de los premiados, autoridades, e incluso el rey, al llevarse la mano al corazón en señal de saludo como alternativa al desaconsejado contacto físico.
Y la emoción se ha contenido igualmente ante el recuerdo de Felipe VI y de la princesa Leonor a quienes han fallecido a causa de la pandemia, así como por las referencias de algunos de los premiados a un virus que ha cambiado la forma de vida de todo el mundo.
Unidad para lograr una mayor eficacia en la lucha contra la pandemia es lo que ha pedido el rey, quien, en un momento de especial tensión política, ha apelado a "un gran esfuerzo nacional de entendimiento y de concordia" y ha defendido que todas las instituciones, incluida la monarquía, sean responsables e íntegras para que prevalezca el interés general.
El segundo discurso de la heredera de la Corona en estos premios ha incluido también una llamada a la responsabilidad, en este caso de los más jóvenes, para que tengan en cuenta que, ante la pandemia, no pueden olvidarse de las personas que les rodean.
De las personas "que nos quieren y a quienes queremos", ha pronunciado mientras, en un gesto de cariño a su abuela la reina Sofía, levantaba la mirada hacia el palco en el que ella seguía la ceremonia.
Un acto que ha permitido ver por vez primera en un año de nuevo juntos a los reyes, sus hijas y doña Sofía, ya que no había una imagen pública de todos ellos desde la entrega de los premios en Oviedo el 18 de octubre de 2019 y, por tanto, no se les había visto así desde que el rey Juan Carlos abandonara España para instalarse en los Emiratos Árabes Unidos.
Oviedo vivió el año pasado el estreno de la princesa en un discurso público y en esta ocasión ha elegido también esta ciudad para dejarse vez por primera vez con unos zapatos de tacón a dos semanas de cumplir los 15 años.
Camino de su mayoría de edad, en esta ocasión no ha buscado el beso de sus padres y el abrazo de su hermana que sí recibió nada más terminar el año pasado su discurso.
Su madre ha seguido con la misma atención que entonces su intervención y sí ha intercambiado unas breves palabras con el rey al tomar asiento de nuevo junto a él. Le ha pedido que se levantara de nuevo ante los aplausos que estaba recibiendo.
No han faltado en el acto las gaitas, que han acompañado la llegada de los premiados y de los reyes al Hotel de la Reconquista, que ha acogido este año los premios que tradicionalmente se entregan en el teatro Campoamor.
Esa ha sido una de las diferencias más evidentes de una edición atípica pero que ha guardado la misma esencia. Y también, dosis de emoción añadida.