Las Islas Canarias se han convertido en el epicentro de la inmigración en Europa. El goteo de llegadas no cesa en un momento muy delicado para un pulmón del turismo en España, que a duras penas luchaba por salir del cepo de la Covid cuando el alud de inmigrantes ha tirado por tierra cualquier expectativa de rápida recuperación.
Hasta 6.000 inmigrantes africanos están hoy alojados en más de una docena de hoteles vacíos de los municipios más turísticos de las Islas, en Mogán, San Bartolomé y Las Palmas, según aseguran a este periódico fuentes municipales y confirma el vicepresidente de la federación de empresarios de Hostelería y Turismo de Gran Canaria, Tom Smulders.
Su manutención corre a cargo del Ministerio de Migraciones, que cada día paga a los hoteleros una media de 45 euros por persona que incluye una pensión completa. Este gasto supondría para el Estado español una factura de casi 300.000 euros diarios en plena crisis económica. Un coste que las arcas del Estado no pueden soportar durante mucho tiempo y que tampoco es del todo rentable para los hoteles. Tal es así, que ayer la Comisión Europea confirmó que estudia dar más fondos para atajar la crisis migratoria.
La preocupación de los ayuntamientos afectados y sector hotelero es máxima, temen por el daño reputacional que la gestión de estas llegadas puede suponer para las Islas, en plena temporada alta y con las puertas abiertas para recibir al turismo británico, que ha levantado ya el veto sanitario que mantenía sobre el archipiélago.
Las fuentes consultadas explican que existe incertidumbre sobre cuándo abandonarán las habitaciones, teniendo en cuenta la inminente llegada de turistas. Por ello han pedido al Ejecutivo que antes de diciembre desaloje todos los hoteles, momento culmen de la temporada turística para Canarias. Y es que los empresarios consultados por este periódico temen que la imagen que se transmita al exterior sea muy negativa para sus intereses. Además, estas mismas fuentes explican que ya se están produciendo problemas de convivencia en estos establecimientos.
El Ministerio de Migraciones, que dirige José Luis Escrivá, anunció el pasado viernes que habilitará con carácter de urgencia campamentos con 6.000 plazas en las islas de Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura para ir acogiendo a los inmigrantes que ahora se repartían por 17 complejos turísticos y, de forma paralela, trabajará para dotar otras 7.000 plazas más estables en el interior de inmuebles. Dijo el titular que para responder a las necesidades de acogida generadas por la crisis migratoria que sufre Canarias se apoyará, en buena medida, en los terrenos e inmuebles cedidos por el Ministerio de Defensa en tres islas, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Bankia.
Se espera que Tragsa, la empresa pública encargada de la instalación de los campamentos, tenga listas en unos diez días unas 3.000 plazas para alojar a estos inmigrantes. Desde el sector empresarial canario denuncian que el Gobierno ha vuelto a actuar tarde con este problema y que han abandonado a la región a su suerte. Además, reclaman un acuerdo con Marruecos para que solo puedan llegar a las Islas aquellas personas refugiadas que por huir de un conflicto bélico tienen considerado ese estatus. «Otros vienen aprovechando el descontrol», aseguran a este diario.
El turismo, crítico
Como informó ABC, el turismo canario vive un momento crítico con la crisis del coronavirus. Una situación que se agrava con la crisis migratoria. En la actualidad cuenta con una ocupación hotelera de apenas el 7%, cuando en otros años llegaba al 90% por estas fechas. En lo que va de año, han llegado 3,2 millones de turistas internacionales, 6,4 millones menos que hasta el mismo mes de 2019. Un desplome de los visitantes que se notará en la pérdida del PIB turístico de la región, que según Exceltur perderá 10.572 millones de euros este año.