Cómo olvidarlo… si recién pasaron 40 años desde que Lennon inició su viaje a la eternidad
Por. MC.
Mark David Chapman le pidió un autógrafo. John Lennon dejó su firma estampada en el álbum recién editado por Geffen Records, y le preguntó si eso era todo. Aquel hombre de lentes oscuros asintió con la cabeza y sonrió. Cuatro horas después le disparó cinco veces por la espalda, en las puertas del edificio Dakota. El ex Beatle ingresaba a la inmortalidad.
Han pasado 40 años de aquel episodio que ocurrió el 8 de diciembre de 1980 y por el cual millones de personas derramaron lágrimas por todo el mundo. Uno de los ex “Four Fab” había sido asesinado a manos de una “mente psicótica”.
Hacía pocos días que Lennon había editado su séptimo álbum solista: “Double Fantasy”, el cual alcanzaría el puesto número 1 en la lista de éxitos de numerosos países.
David Chapman lo tenía firmado de puño y letra por Lennon.
El disco, que ha vendido más de 8 millones de copias en todo el mundo, comienza con “(Just Like) Starting Over” y contiene obras inolvidables como: “Beautiful Boy (Darling Boy)” escrita para su hijo Sean y en la cual expresa que “la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”, “Woman” en cuyo comienzo John susurra: “For the other half of the sky” (para la otra mitad del cielo), un expresión de Mao, o “Watching The Wheels” en la cual dice: “La gente hace preguntas, se pierden en la confusión. Bien, yo le respondo: ‘no hay problema, sólo soluciones’”.
El amor es la flor que debes dejar crecer
En la portada de aquel disco aparece Lennon besando a Yoko Ono.
En el cuello de su esposa se encuentra el autógrafo que John regaló a su “fan”, la copia del LP fue hallada en una jardinera del edificio.
Pero aquella tarde noche del 8 de diciembre de 1980 no sería el fin, sino el pasaje a la eternidad, porque las generaciones se suceden una tras otras y la música y la poesía de Lennon permanecen inalterables y se renuevan. Mientras, el calvario de Chapman parece eterno.
Y como dijo John, el hombre que siempre le dio una oportunidad a la paz: “El amor es la flor que debes dejar crecer”.
Un recuerdo personal
El 8 de diciembre de 1980, yo tenía 10 años, la misma edad que hoy tiene mi hija menor y que conoce tanto las canciones de John como yo aún hoy las disfruto.
Nacía una nueva década, comenzaban a sentirse vientos de esperanza y cambio, lo percibíamos, aunque por entonces fuera era sólo intuición, quizás por ello no podíamos comprender lo que algunas de las FM de entonces, que sintonizábamos en una radiograbador Phillips con sonido mono, informaban una y otra vez, que el ex Beatle había muerto, lo habían asesinado.
Mi hermana mayor, con lágrimas en los ojos, le remarcaba a nuestros padres, unos veteranos adictos al tango, que se trataba del pelilargo de los “lentes redondos, el que se había casado con Yoko Ono, el que cantaba ‘Imagine’”. Ellos también lloraron. Más tarde, el noticiero de la televisión, de imágenes en blanco y negro, lo confirmó todo.
Nadie entendía el porqué. ¿Por qué lo mataron? Si su música era tan dulce… es tan dulce.