Temporal Filomena: una cadena humana limpia de nieve calles de tres urbanizaciones privadas en Bargas

Decía el escritor Lucio Apuleyo que «uno a uno todos somos mortales. Juntos, somos eternos». Pues Rafael, el militar; Luna, la policía; Alicia, la enfermera, o Moisés, el dueño de un concesionario de coches, siempre estarán agradecidos eternamente a los vecinos que les ayudaron este sábado a limpiar de nieve las calles de tres urbanizaciones privadas de Bargas, en Toledo, para cumplir con sus obligaciones. Inesperadamente, los estragos del temporal Filomena han logrado unir a vecinos de las urbanizaciones Cuesta del Águila, Los Almendros y Los Cantos. Todo empezó cuando Rafael, militar de alta graduación, comenzó a quitar nieve en su calle y un vecino se unió a la faena. Rafael, antiguo responsable de la Unidad Militar de Emergencias (UME), necesitaba llegar a la carretera principal para someterse a una prueba pcr este domingo antes de viajar a Malí en una misión internacional. Rafael, con una chaqueta de la UME, pasea esta noche por una calle ya limpia por los vecinos - Fátima Torres En un momento, a la petición del militar se unieron Miguel, Moisés, Elena, Fátima y José Antonio, quien se sumó al operativo vecinal con una pequeña retroexcavadora. Moisés puso a disposición de esta «UME vecinal» un todoterreno para esparcir la sal que acumulaba en su casa. Así fueron quitando nieve de las principales calles de las tres urbanizaciones, que están comunicadas entre sí. El operativo se activó a mediodía y llegó a las redes sociales, concretamente a una lista de WhatsApp. Entonces se produjo la eclosión: se unieron más voluntarios. Llegaron a sumar un pequeño ejército de unos 20 vecinos, que con palas en mano, esfuerzo y, sobre todo, voluntad retiraron toneladas de nieve. Calculan que han limpiado cerca de tres kilómetros, aunque algunos de los participantes, como Fátima, caminó más de cinco kilómetros entre idas y venidas. La jornada, que se ha alargado hasta bien entrada la noche, ha puesto de manifiesto que Rafael, Luna, Moisés o Alicia tienen unos vecinos que valen un potosí. Lo que Filomena ha unido que no lo separe otro temporal. José Antonio, su pequeña retroexcavadora y varios voluntarios - Fátima Torres