¿Será verdad que habrá renovación del CGPJ?
El 19 de enero publiqué en este mismo blog un artículo con el título ¿Será posible renovar alguna vez el Consejo General Del Poder judicial?, en el que argumentaba que cuando el partido de la oposición, sin cuyo concurso la renovación no es posible, considera que el partido que dirige el Gobierno de la nación carece de legitimidad para hacerlo, queda excluida la posibilidad de la renovación de dicho órgano. Si la falta de legitimidad del Gobierno elegido democráticamente se acepta como criterio que tomar en consideración para la renovación del CGPJ, el órgano tendría que desaparecer de la Constitución, porque nunca habría un gobierno legítimo. El argumento que vale para el PSOE hoy tendría que valer también para el PP mañana.
Se trata de un argumento similar al que viene utilizando Donald Trump, y con él la mayoría del Partido Republicano de los Estados Unidos, para impugnar la presidencia de Joe Biden y justificar incluso el asalto al Capitolio. Ya se está empezando a hablar en los medios de comunicación de que, en el supuesto de que los republicanos alcancen el próximo 8 de noviembre la victoria en las dos Cámaras, se podría poner en marcha un impeachment contra Joe Biden. Impeachment que no tendría posibilidad alguna de prosperar, pero que hundiría de manera difícilmente reversible la credibilidad democrática del sistema político americano.
Este es el terreno en el que nos sitúa la argumentación con base en el principio de legitimidad. No hay sistema político que pueda operar de manera indefinida cuando el principio de legitimidad, y no el de legalidad, se pone en duda y condiciona el ejercicio de las operaciones diarias del sistema político. El bloqueo del sistema político resulta inexorable.
Parece que el PP, aunque todavía no se ha retractado explícitamente de la acusación de falta de legitimidad del Gobierno presidido por Pedro Sánchez, sí parece dispuesto a hacerlo implícitamente y proceder a acordar con el Gobierno la renovación del CGPJ.
Le está costando mucho, porque tiene que conseguir que dicha renovación sea aceptada por el sector más ultramontano de su partido y de los jueces y magistrados que integran el Poder Judicial. De ahí la necesidad en que se encuentra de pactar “condiciones” para la renovación del CGPJ, como si el cumplimiento de una obligación constitucional pudiera someterse a condición de ningún tipo.
Desgraciadamente estamos ante un sistema político tan deteriorado que el Gobierno se ha visto obligado a sentarse a negociar las condiciones que está poniendo sobre la mesa el PP y aceptar incluso algunas de ellas.
Es un muy mal precedente, que se entiende que haya sido aceptado, porque estamos ante una situación crítica, calificada hace unas semanas en El País por Tomás de la Quadra como “golpe de estado”. (“Las palabras y las cosas”, 5 de septiembre de 2022) O hay renovación ahora, o no la habrá nunca. Sin renovación, el CGPJ tendrá que desaparecer de nuestra fórmula de Gobierno. Esta es la única razón que justifica que el Gobierno haya aceptado la condicionalidad de la renovación.
Si les digo la verdad, no doy por hecha la renovación. Espero y deseo que se produzca, pero hasta que no la vea aprobada, tendré un pellizco en el estómago.
Lo que sí está claro es que, caso de producirse la renovación, en la próxima legislatura, dado que no será posible la reforma de la Constitución, sí será imprescindible reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial con la finalidad de que los miembros del CGPJ cesen el mismo día en que se agota el tiempo para el que han sido elegidos. La prórroga de un mandato de naturaleza política, como es el de los miembros del CGPJ, que no es órgano jurisdiccional, sino “órgano de gobierno”, es una aberración constitucional, en la medida en que desvincula el ejercicio del poder de un órgano constitucional del principio de legitimidad democrática derivado de unas elecciones generales. Se trata de una aberración, que únicamente se explica por la falta de cultura democrática en el país como consecuencia de nuestra accidentada historia constitucional.