Legión de ofendiditos

En 1967, Manolo Escobar empezó a cantar uno de sus grandes éxitos, 'Mujeres y vino', con letra de Alejandro Cintas y música del maestro Rafael Jaén. Un tándem que también alumbró 'Mi carro'. El primero, aparte de cantaor de flamenco, fue también el autor de 'Torre de Arena', para Marifé de Triana; 'El toro guapo', para El Fary y la célebre 'La luna y toro'. Casi nada. Por su parte, el segundo fue un músico prolífico que trabajo para las grandes tonadilleras, famoso sobre todo por su pasodoble-jota 'No te vayas de Navarra', que no hay verbena donde no suene y ahora viene pintiparado para la marcha de la Guardia Civil de Tráfico de la Comunidad Foral. Para más inri, 'Mujeres y vino' formaba parte de la película 'Pero, ¿en qué país vivimos?', interpretada por Manolo Escobar y Concha Velasco, bajo la dirección de José Luis Sáenz de Heredia, el primo cineasta de José Antonio. Un título que también viene de perlas para preguntarse por la situación actual de nuestro patio, entre la acometida sanchista contra el estado de derecho y la búsqueda desesperada de algún Besteiro por parte de Feijóo, un mirlo blanco que gorjee, que en esas andan el Gobierno y el principal partido de la oposición mientras la legalidad constitucional se va por el desagüe. El discurso anodino, triste y monocorde, el tono tibio, el estilo entre cohibido y manso que lleva lastrando ya muchos años al PP. De tanto echar el paso atrás -como los toreros medrosos-, de utilizar eufemismos para no llamar a las cosas por su nombre, de ese pavor a dar la batalla de la ideas, de perder el pulso de la calle, de pedir perdón por creer en unos valores, salvo la honrosa excepción de la presidenta de Madrid. En Castilla y León, el vicepresidente, Juan García-Gallardo, que ha perdido los complejos por militar en Vox, considera que el vino es un activo económico y cultural 'fundamental para el posicionamiento internacional de Castilla y León', junto a otros recursos como la gastronomía y el patrimonio para atraer turismo. Además, en su opinión, hay que seguir trabajando hasta convertirnos en la Toscana española o algo similar. Ya lo decían los romanos: 'Beati Hispani, quibus bibere vivere est', y el estribillo de la canción 'Viva el vino y las mujeres...', que ahora, a toda una legión de ofendiditos y como consecuencia de la peor autocensura, les suena a provocación.