Sequía, cepo importador y desaceleración global, los nubarrones de la economía para 2023
El mundo no da buenas noticias y complica un panorama desafiante, cruzado por las elecciones y el cumplimiento del acuerdo con el Fondo.
La economía argentina transitará un 2023 complejo. A la sequía que impactará en las exportaciones y en la generación de divisas, la inflación superior al 90% anual y la carrera electoral que se desplegará dentro del corsé fiscal monetario y financiero del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se sumarán los riesgos de recesión global que advirtió el propio FMI y distintos analistas internacionales, por la desaceleración china y la escalada de precios que llevó a los bancos centrales a subir las tasas de interés.
En ese escenario desafiante, los analistas del sector privado esperan un crecimiento aún más módico que el 2% que augura el Gobierno e incluso algunos vaticinan una contracción económica.
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Según el último reporte Latinfocus, que compendia las proyecciones de 50 consultoras y bancos, el consenso espera un crecimiento de apenas 0,2% en el 2023 electoral. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central promedió 0,4%.
Las expectativas de crecimiento para 2023 se moderaron desde mitad de año, según el REM del Banco Central.
Herencia y ajuste
La consultora Ecolatina resumió la "herencia" del año que terminó: un arrastre menor al 1%, mayor piso inflacionario, ajuste fiscal en marcha y perfil de vencimientos desafiante. En ese contexto, el Ministerio de Economía priorizó el cumplimiento de las metas del acuerdo con el Fondo, lo que significó una desaceleración económica.
Las empresas se preguntan cómo continuará la administración de divisas en 2023, con distintos acuerdos en marcha por Precios Justos. "La sequía, las fuertes restricciones a las importaciones, la desaceleración del crecimiento, la reducción de ingresos y, por ende, del consumo, son los factores directos que explican la pérdida de impulso en la economía real", resumió Abeceb, la consultora de Dante Sica, que integra el equipo económico de Patricia Bullrich.
Dante Sica, titular de Abeceb.
Para Abeceb, los seis sectores que traccionaron la economía en 2022 (automotriz, minería, agroquímicos, agro, línea blanca y petróleo) desacelerarán fuerte este año. La fabricación de automóviles, por ejemplo, pasaría de un crecimiento del 24,8% a uno del 8,3% por la caída del mercado interno y la desaceleración de América Latina, destino de buena parte de las exportaciones.
Del otro, lado, el expresidente del Banco Central y extitular de la Anses, Alejandro Vanoli, sostuvo que el Gobierno viene transitando ese mar espeso con relativo éxito. "La existencia de un ministro fortalecido, Precios Justos y la baja de la inflación internacional, además de las oportunidades en recursos naturales en este contexto, abren una gran oportunidad que habrá que saber aprovechar", se lee en un reporte de su consultora, Synthesis.
Alejandro Vanoli, titular de Synthesis.
Para Analytica, la actividad crecerá 1,6% y se priorizará la estabilidad económica, por lo que la demanda de importaciones será menor. "Si el plan de contención y su respectiva estabilidad son exitosos, la inflación oscilará en torno al 5,5% mensual", dijo Claudio Caprarulo, economista de esa firma. "El gran interrogante", añadió, es si se sostendrá la estabilidad lograda, que requiere "continuar con una política fiscal contractiva" que "atenta contra las demandas sociales".
Para MAP, el PBI sufrirá una ligera caída, del 0,2%, por la restricción importadora y la pata fiscal del acuerdo con el Fondo. "Si bien la proximidad de las elecciones presidenciales suele estar asociada a un mayor impulso fiscal al consumo, los grados de libertad del equipo económico para avanzar en esta dirección sin poner en riesgo el acuerdo con el FMI, y con ello, generar una disparada de la volatilidad, parecen limitados", indicó la consultora que dirige Juan Pablo Ronderos. "A su vez, a medida que se acerquen los comicios irá in crescendo la incertidumbre en torno a cuál será el próximo equipo económico" y "es esperable que este proceso esté asociado a un aumento de la volatilidad macro, y en particular, del mercado cambiario", agregó.
Brasil y el mundo hostil
Unos y otros, sin embargo, ven que el mundo no jugará a favor. Según Portfolio Personal, "el consenso de mercado parece indicar una recesión en puerta para 2023 y el sector empresario no es la excepción; a noviembre, el 43% de los CEOs encuestados esperaba que las condiciones económicas empeoren, mientras que un 28% pronosticaba una mejora", resumió. El mix de subas de tasas y la disputa entre Estados Unidos y China asoman como nubarrones. Para GMA Capital, además, la recomposición de los mercados agrarios de Ucrania y Rusia provocaría una baja de precios en los commodities, que impactaría en las ya malas previsiones locales por la sequía.
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"Necesitamos que Brasil nos tire un centro y termine revirtiendo la proyección de 0,9% de crecimiento que tiene para 2023", añadió Claudio Caprarulo, economista de Analytica (que estimó una tasa de actividad del 1,6%). "La política monetaria contractiva que se va a sostener en el resto del mundo impacta negativamente por los problemas estructurales de deuda externa y la necesidad de recibir dólares para inversiones reales o financieras", sostuvo, con el agregado del año electoral.