Ángel Fernández , mejor extremo izquierdo del Mundial: «A veces nos infravaloramos, siempre parece que lo de fuera es mejor»
Era imposible ocultar la satisfacción del grupo ayer cuando cogían los aviones de vuelta a casa. España se trae el bronce, quinta medalla mundial en su historia, sexta en los últimos ocho torneos. Parte del éxito, el compromiso y la seguridad que aporta siempre Ángel Fernández (Astillero, 34 años). Mientras desayuna en el aeropuerto, el elegido como mejor extremo izquierdo del Mundial y jugador del Limoges francés, hace un resumen de este torneo. -¿Cómo está? -Buah, pues muerto, sinceramente. Pero muy muy muy contento. Irte con una medalla de cualquier campeonato es una alegría inmensa. Pero ha sido muy duro en lo físico; he jugado muchos minutos, necesitaba que se terminara. -Seis horas y 25 minutos de juego, el que más de toda la selección. ¿Qué le dice este dato? -Esos minutos son la confianza que me da Jordi Ribera y el equipo en los momentos complicados, eso significa. Así que solo quedaba devolverles todo eso haciendo todo lo que se pudiera. -Ganan el bronce ante Suecia, con todo el pabellón en contra. ¿Cómo se vivió desde dentro? -Fue espectacular. La segunda parte fue preciosa. Sentirte jugador ahí, en ese ambiente, en casa ajena, y encima lograr la victoria. Es uno de los momentos más bonitos que he vivido, y el equipo también. Jugándote el bronce contra 20.000 suecos. Fue un escenario idílico para nosotros. De verdad, uno de los momentos únicos de nuestra carrera. Noticia Relacionada Balonmano estandar Si El laboratorio de Jordi Ribera: el cerebro de una selección irrepetible Laura Marta Mientras los jugadores descansan, el equipo técnico trabaja con decenas de estadísticas y vídeos para procurar toda la información posible y encontrar soluciones inmediatas en cada partido -¿Qué se dijo el grupo el día anterior, cómo se levantó? -La primera vez que jugué por un bronce, los veteranos, Julen Aginagalde, Raúl Entrerríos, Viran Morros, nos explicaron que un bronce no lo gana la mejor selección, ni la que mejor táctica plantea, sino la que lucha más, y nos inculcaron que una medalla es muy importante. Es lo que tratamos de hacer ahora nosotros con los jóvenes. El día de perder unas semifinales es muy fastidiado, pero al siguiente hay que estar bromeando, activando a la gente, seguir con lo que se ha hecho los días anteriores, volver a la normalidad, preparar igual de bien el partido y estar a tope. La recompensa de una medalla es tremenda. Nos hemos ido con un bronce y estamos celebrándolo todavía; si no hubiéramos ganado, estaríamos ahora con una cara de tontos... -Elegido mejor extremo izquierdo del Mundial, ¿qué nota se pone? -Jo, no me gusta hablar de mí. Un notable alto, te diría, porque siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero ha sido un campeonato casi soñado en lo personal (30 goles de 33 intentos). -¿Y al equipo? -Buah, un sobresaliente. Es que, se lo dije ayer en 'petit comité' a los compañeros en el vestuario, para mí no somos un equipo, somos un grupo de amigos que lucha y pelea por gestas como esta, y así todo es más fácil. Si luchas por tus amigos en lugar de por compañeros, la entrega es mayor, lo haces con más ganas. El grupo es un sobresaliente por este torneo y por todos los anteriores. Es que este grupo es insuperable. -¿Se les sigue viendo como una selección de segunda? -Es más a nivel nacional. Nos infravaloramos, siempre parece que lo de fuera es mejor que lo nuestro. Sí notamos muchísimo apoyo de España, pero a la hora de valorar a un jugador, nos gusta más lo extranjero. Es algo a lo que estamos acostumbrados, lo tenemos asimilado, así que no nos supone tanto problema, pero a veces sí da rabia. -¿Quizá hay demasiada humildad en este equipo? -Yo prefiero pecar de humildad a ser soberbio. Hay muchas selecciones muy soberbias y luego ves sus resultados y no te explicas de dónde viene tanta soberbia. Se crea por la repercusión que tienen en sus países, cómo los ven en casa. Si son muy seguidos, crean casi monstruos en algunos jugadores, les desvirtúan la realidad. Si España está donde está es por la humildad con la que ha trabajado y ha intentado seguir ganando. Ese es su éxito. -Quizá un espacio entre la humildad y la soberbia... -Es muy difícil encontrar ese término medio en el mundo del balonmano. Nosotros somos un grupo de amigos, nos ven por el hotel bromeando, riendo, y todo el mundo se pregunta cómo podemos estar luchando por lo que luchamos. Pero es clave para nosotros: humildad, pies en el suelo, saber nuestros puntos fuertes, y también ser muy conscientes de nuestras limitaciones. -¿Ya jugaba a este balonmano en las categorías inferiores? -Se ha ido evolucionando. Pero a partir del oro de 2005, con Juan Carlos Pastor, la escuela de Valladolid, sí que hay una idea global. Jordi Ribera ha añadido algunos matices, y es lo que ha llegado a ser este balonmano español que se ha extendido por el mundo. Yo llegué a él con 23 o 24 años, en Logroño, pero ahora lo han implementado para todas las categorías porque ayuda mucho a la integración. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Kauldi Odriozola: «Si marcas tres penaltis seguidos, la portería se hace más grande. Si los fallas...» noticia Si Álex Dujshebaev: «Hay tantas variables que cuando lanzas no puedes dudar» noticia Si Dani Dujshebaev, la descendencia eleva el listón: «Aprendemos muy bien de los errores» -¿Y cómo hace el vestuario para que Kauldi Odriozola y Pol Valera jueguen como si llevaran toda la vida? -Yo lo hago a partir de bromas, vaciles. Lo único que les pedimos es que sean ellos mismos, lo que son en sus clubes. Ser ellos y ponerse al servicio del grupo. No hacemos nada extraordinario. -¿Y cómo es la vuelta? Despedida, cada uno coge un avión... -Hay algún acto y luego cada uno se va a su casa, sí, hasta la próxima vez que nos veamos. Algunos jugamos juntos o en contra y sí intentas verlos más, un contacto extra. Por eso jugar con esta selección es sinónimo de felicidad. Es reencontrarte con amigos, con gente maravillosa. Pierdes la Navidad, pero estás con los amigos. Este vínculo no existe en otras selecciones. Esta nochevieja tuvimos una boda de un compañero y estábamos prácticamente toda la selección. Es lo que crea este grupo, y es muy bonito. -¿Piensan en las medallas o lo dejan para cuando se acaben? -A título personal me quedo con el sabor de boca de este torneo y con que hemos dejado el preolímpico muy encarrilado: en casa y rivales más asequibles. A corto plazo en la selección ya no pensamos; descansar y a nuestros clubes. Acabas aquí y en dos días estás jugando otra vez. Ojalá se valoraran más las medallas ahora y no cuando no haya, pero eso sí es difícil.