Cómo detectar al psicópata
Dra. Agustina M. Vinagre González es Subdirectora del Área de Ciencias de la Seguridad; Coordinadora Académica del Máster Universitario en Victimología y Criminología Aplicada; Universidad Internacional de La Rioja, UNIRDr. Juan Enrique Soto Castro es Coordinador Académico del Máster Universitario en Investigación Criminal Universidad Internacional de La Rioja, UNIR
El concepto de psicopatía es controvertido. No es concebido como un trastorno de la salud mental; sin embargo, hay personas que muestran una serie de rasgos de personalidad que pueden llevarnos a clasificarlos dentro de eso que llamamos psicopatía.
Es aún más complicado saber cuál es la incidencia de la psicopatía en la población general. Si nos basamos en la población penitenciaria, en Occidente ingresan en prisión unos 120 habitantes por cada cien mil. De ellos, alrededor de un 25% puede ser evaluado como psicópata. Según estas cifras, un 1,25% de la población general presentaría rasgos psicopáticos pero, además de que esto es solo una estimación, la variabilidad de la intensidad de estos rasgos es enorme.
Sabemos que hay determinados rasgos de personalidad que se relacionan con el éxito social. El carisma, la autoconfianza, ser influyente y persuasivo, tener capacidad para calcular riesgos, estar orientados a la acción y con gran capacidad de decisión para lograr sus objetivos visionarios. Pero cuando estos rasgos dejan de ser adaptativos, sobre todo, a largo plazo, y se convierten en encanto superficial, en un sentido grandioso de sí mismo, si la influencia se convierte en manipulación, explotación y coacción, si hay impulsividad, pobre planificación y, sobre todo, ausencia de empatía, se convierte en algo indeseable socialmente, además de peligroso, en desadaptativo y podríamos estar hablando de psicopatía.
No todos los psicópatas cometen delitos. Muchos emplean sus rasgos psicopáticos para su propio beneficio sin incumplir la ley. Su motivación principal es el control, dominar a los otros. Su modo de relacionarse con los demás solo tiene ese propósito. Por ello, en las primeras fases empleará su encanto superficial para generar una buena imagen, al mismo tiempo que recabará información sobre la persona. Con hábiles estrategias de manipulación creará un fuerte vínculo. Generará una falsa sensación de seguridad que, en realidad, solo desea aprovecharse de las vulnerabilidades del otro. Cuando llegue el momento habrá generado la suficiente dependencia como para que la otra persona esté en sus redes.
Es muy importante señalar que no todos los psicópatas integrados presentan una falta de empatía tan acusada, del mismo modo que no todos los que carecen de empatía sean psicópatas. Sin embargo, esa psicopatía que denominamos integrada puede llegar a relacionarse con conductas que en determinados ámbitos generan sufrimiento a los demás. Hablamos de violencia contra la pareja, conductas sexuales de riesgo, consumo de alcohol y drogas, acoso laboral, fraudes o un liderazgo irresponsable.