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Апрель
2024

Nishimura Mako, la única mujer yakuza de la historia

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Abc.es 

Nishimura Mako está hoy en la cincuentena, pero los tatuajes que se delatan por debajo de la manga de su camisa hasta llegar a sus dedos, así como su meñique cortado tienen una historia. Vive sola, trabaja en la demolición y lleva una vida tranquila en una casa modesta. Al tiempo que gestiona una organización benéfica para ayudar a antiguos miembros de la yakuza a reintegrarse. A simple vista, con sus 45 kilos y su estatura de poco más de un metro cincuenta, nadie sospecharía que estamos ante la única mujer yakuza que ha existido e n los tres siglos de historia de la organización. Es verdad que están las 'anesan', las esposas de los jefes de la mafia yakuza, pero Nishimura es una excepción en toda regla. Su historial tiene palizas a rivales, tráfico de droga o de mujeres para prostituirlas. «Tenía propensión a la violencia y disfrutaba peleando. Y encontró al jefe adecuado», explica a ABC Martina Baradel, investigadora de la Universidad de Oxford, cuando se le pregunta por la razón de tal singularidad. Lo cierto es que los yakuza son un territorio desconocido para cualquier principiante en la materia, una zona aparentemente blindada a la mirada occidental, y como todo lo que se quiere conocer requiere del tiempo y la confianza de sus protagonistas. Eso es precisamente lo que hizo Baradel que lleva años estudiando desde dentro a la yakuza y consiguió ganarse la amistad de Nishimura. «Desde muy pequeña sentía pasión por la violencia» o «Se me daba muy bien luchar, nunca perdí contra un hombre», fueron algunas de las confesiones que le hizo a Baradel. Y a diferencia de lo que pensamos o de lo que sabemos de otras mafias, l a yakuza es una organización legal en Japón. Martina Baradel cortesía de martina baradel «Conocí a Mako a través de otro investigador que escribía sobre ella. Después de interactuar con ella varias veces, un día me preguntó si quería ir a cenar con ellos. Acepté. Parecía cautelosa y no particularmente habladora. Pasamos una velada agradable e intercambiamos datos de contacto. La visité en algunas ocasiones y nos fuimos haciendo más cercanas», detalla Baradel a ABC. Noticia Relacionada La desconocida historia de Baldomera, la hija de Larra, que inventó la estafa piramidal Alexia Columba Jerez La hija del afamado escritor tuvo una vida digna de una película de cine Y cuenta que lo particular de la yakuza es que «se encuentran en una especie de zonas grises, en las que muchas de sus acciones están algo restringidas, pero aún pueden existir a la luz del día. Por ejemplo, tienen oficinas que a veces visito. Y de alguna manera son reconocidos como un grupo semilegítimo que puede realizar actividades ilegales ». Y pertenecer a ella es como formar parte de una familia con una tradiciones marcadas, de ahí que el caso de Nishimura sea aún más llamativo . A contracorriente Nishimura pertenecía a una familia de funcionarios con un marcado apego por lo estricto, y desde joven empezó a romper con lo establecido, había pasado por varios centros de detención de menores. De adoslescente «frecuentaba bandas de motociclistas, donde c onoció a un joven yakuza al que acompañaba a hacer sus «recados» , así se fue haciendo una idea del negocio», apunta Baradel. Y relata que Nishimura una noche tuvo que salir al rescate de su amiga que estaba siendo brutalmente golpeada. Su éxito contra los atacantes , llamó la atención de la mafia local. Le propusieron unirse a uno de los grupos yakuza. Conoció a un líder que le agradó, así que cuando él le ofreció un puesto, ella aceptó y dio el siguiente paso. «Nishimura apreciaba el espíritu de la yakuza, se sentía cómoda con lo violento y ya había aprendido los entresijos, por lo que decidió unirse», relata Baradel. Nishimura Mako en los 80, (en la parte inferior a la izquierda), con su jefe y compañeros en la yakuza cortesía de martina baradel Fotos de su ceremonia de 'sakazuki', que es el ritual de iniciación de la yakuza en la que aparece vestida con un kimono de hombre lo avalan. «Es una ceremonia muy larga y detallada, el jefe y los nuevos miembros beben de la misma copa o del mismo sake, formalizando su relación como 'oyabun' (figura paterna/jefe) y 'kobun' (figura infantil=afiliado)», describe Baradel. Es un compromiso de lealtad con la mafia japonesa. Además, Nishimura insiste en todo momento en decir que no había diferencias por ser mujer. Siempre la trataron como a un hombre . «Ella nunca tuvo romances con otros miembros y hacía lo que todos los demás hacían», dice Baradel. Su aceptación dentro de la yakuza fue todo un hito. Baradel nos cuenta que el papel de la mujer en la yakuza suele ser periférico. La esposa del jefe, anesan, tiene un rol algo formalizado, ya que cuida de algunos de los jóvenes reclutas o hace más fluida la comunicación con los miembros y su marido. Y en el caso de la viuda de un capo puede darse que incluso elijan ellas al sucesor. «Pero por lo general, no están involucradas en el negocio . Sin embargo, dado que la situación de la yakuza se ha vuelto más difícil en los últimos 10 o 15 años, y muchos no pueden ganarse la vida, creo que la contribución de la mujer es cada vez más necesaria», matiza Baradel. Nishimura cobraba deudas o dinero de protección, administraba algún establecimiento. Y en el proceso llegó a recibir el apodo de 'maestra del corte de dedos', ella misma se había cortado el meñique. Y se dio cuenta que tenía un hábil manejo del cuchillo y sangre fría para este tipo de cosas. De manera que cuando sus compañeros no se atrevían a amputarse una de sus falanges le pedían a Nishimura que lo hiciera por ellos. «No puedes obligar a nadie a ser yakuza» Con el tiempo el negocio que tenía la yakuza de la metanfetamina le terminó provocando adicción, al punto que formó una red paralela, fuera de la organización, y esto provocó su expulsión. Por entonces, se enamoró del miembro de una banda rival y se quedó embarazada. Ese fue su primer intento de dejar la organización. Pero la sociedad japonesa no acepta con facilidad a un antiguo miembro de la mafia, y sus tatuajes revelan ese pasado. Así que una Nishimura decepcionaba decidió volver con los suyos. Se casó con el hombre del que se había enamorado que se convirtió en un jefe de la yakuza. Llegó a tener un segundo hijo con él, pero la relación se hizo tensa y se divorciaron Su marido se quedó con la custodia de ambos hijos. Y aunque intentó volver con su antiguo grupo de yakuzas, las cosas ya no eran igual, y al final renunció. Nishimura y otros antiguos miembros de la yakuza cortesía de martina baradel «Quizás haya un malentendido de que no puedes dejar la yakuza : en algunos casos puede ser más difícil, puedes tener que pagar algo, pero al final depende del jefe que tengas. No pueden obligar a nadie a ser yakuza», indica Baradel. Además, la investigadora aclara que mientras no amenacen la seguridad nacional o el orden y la moral públicos, la yakuza no está sujeta al control del Gobierno. De hecho, aclara que «el Gobierno japonés eligió la estrategia de la comunicación, es decir, tradicionalmente la policía y la yakuza hablan y puede haber un intercambio de solicitudes , en lugar de la criminalización. Los bajos niveles de violencia que muestra este grupo, así como el hecho de que la yakuza haya tenido muchas conexiones con el gobierno, particularmente en el pasado, respaldaron esta decisión. Sin embargo, con las nuevas regulaciones recientes la situación está cambiando y la yakuza ha sido cada vez más criminalizad a , aunque sigue siendo legal», apostilla Baradel. MÁS INFORMACIÓN Nauru, la isla donde los niños quieren morir Tragaperras, tiendas y bares para lavar la plaga china de monedas falsas de dos euros Una mafia china fabricó millones de monedas de 2 euros falsas en uno de los mayores 'laboratorios' de Europa Máquinas expendedoras contra 'una epidemia' que está causando 'barrios zombie' y problemas geopolíticos En cuanto a Nishimura llegó a ir a prisión por algunos de sus crímenes. Y la actual Mako, Baradel la describiría como una mujer que cometió algunos errores, pero los está pagando. «Tiene un lado duro, pero puedo ver su humanidad y fragilidad», señala. Sin embargo, aún quedan espacios vacíos en su historia que están por descifrar para entender a la Nishimura Mako de las fotos, con 20 años y treinta años después.











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