Las nuevas tecnologías pronostican un futuro más humano en el sector salud
Minsait reúne a profesionales de la salud, gestores y pacientes en el podcast «a 1 ‘‘click’’ de tu salud»
«Soy Juan Antonio Corbalán y os invito a explorar cómo la innovación y la salud cruzan sus caminos para mejorar nuestras vidas». El exbaloncestista profesional y médico cardiólogo arranca con estas palabras la presentación de a [[LINK:EXTERNO|||https://consent.youtube.com/m?continue=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fplaylist%3Flist%3DPLjLYu6UpMW6Ogk6KqDn7CU8dVLr2V9mlx%26cbrd%3D1&gl=ES&m=0&pc=yt&cm=2&hl=es&src=1|||«1 ''click'' de tu salud»]], el programa en formato vídeo y podcast que la compañía tecnológica Minsait (Indra) acaba de estrenar en las principales plataformas.
Esta temporada cuenta con cinco capítulos. El primero de ellos, «El acceso al sistema de salud», reúne a Justo Fernández-Trapa de Isasi, profesor emérito de la Escuela de Arquitectura (UPM) y autor del libro «Arquitectura de la ciencia médica», y a Fernando Silió, médico de familia en el área sanitaria de Ferrol, para poner en común su experiencia con la digitalización.
«La tecnología, para los mayores, es muy excluyente», es necesario «perfeccionarla» para que cualquier persona pueda hacer uso de ella y para que sea «realmente próxima», señala Fernández-Trapa de Isasi, que interviene en calidad de paciente identificando las necesidades a las que es preciso dar respuesta para que la transformación digital no deje al margen a la población de más edad. Él y Fernando Silió coincidieron en que esa proximidad pasa por mejorar el acceso a internet en zonas donde aún existen problemas de conectividad, facilitar el uso de las aplicaciones y formar a los pacientes y a los profesionales de la salud.
Tecnología al servicio de la gente. De eso trata también «La promoción de la salud y la prevención de la enfermedad», el segundo capítulo de la serie a cargo de Nuria Ruiz, directora general de Salud Digital de la Consejería de Digitalización de la Comunidad de Madrid, y Esther Gil-Zorzo, directora de LifeScan Diabetes Institute y presidenta de la Feaed.
Desde su experiencia profesional sobre esta enfermedad crónica, Esther Gil-Zorzo sostiene que la tecnología ha ampliado las posibilidades en el área de la prevención y, ayudando a que los médicos se centren «en las cosas que sólo pueden hacer ellos», también mejorará la atención. Para ello, continúa, el reto es la transformación de los procesos y también de los profesionales.
En la Comunidad de Madrid, donde se han habilitado plataformas y aplicaciones de utilidad también para la población como la tarjeta sanitaria virtual (TSV), la transformación ya ha dado comienzo. Según Nuria Ruiz, «estamos trabajando en interoperabilidad de sistemas para que al ciudadano le puedan atender en distintos sitios, estamos potenciando la inteligencia artificial y estamos avanzando en telemedicina y en el manejo de los datos», enumera la directora general, que califica de «revolución» un proceso encaminado a la mayor accesibilidad del sistema con la menor brecha digital.
El primer escenario donde es necesario reducir esa brecha es la consulta. Durante su intervención en «La atención médica», el tercer capítulo del podcast y vídeo de la serie de Minsait, José Francisco Tomás, jefe de servicio de Hematología de los hospitales universitarios de La Moraleja y de Virgen del Mar (Sanitas), destaca que el profesional ha de disponer de las herramientas, la información y el soporte necesarios para tomar la decisión médica más adecuada.
El paciente «está mucho más tranquilo sabiendo que el médico tiene de primera mano toda la información, porque está digitalizada y no va a perder ninguna prueba», añade Concha Alcaide, autora del libro «Historia de una esperanza», autobiografía de superación personal tras la detección de una enfermedad minoritaria.
Ambos coinciden en que la confianza mutua no desaparece en una videoconsulta. «Bien utilizada, sus ventajas son enormes para los dos», como evitar desplazamientos innecesarios cuando no se requiere una exploración o mayor intervención. «Se trata de usar la tecnología para darnos esa serenidad que necesitamos como pacientes», considera Alcaide.
Las mejoras que ya anticipa la tecnología pasan también por la «digitalización adecuada» de la «gran cantidad de datos» generados en el sector sanitario, cuando y donde sea necesario. Con estas palabras de Josep Redón, catedrático de medicina interna y exdirector del Instituto Incliva de Valencia, comienza el cuarto capítulo «La importancia de los datos de salud».
Es lo que Cristóbal Belda-Iniesta, oncólogo en el Sermas y director del Instituto de Salud Carlos III durante ocho años, califica como la «utilidad» de los datos, entendida como la capacidad de gestionar «un sistema gigantesco» que tiene que estar disponible «en el momento en que vaya a ser necesario. Es clave», señala, «para ser capaces de gestionar adecuadamente los recursos de los ciudadanos».
Se trata, en resumen, de la «utilidad para la gestión, para el diagnóstico, para el tratamiento y rehabilitación de personas y para anticiparnos». «Toda esa colección de datos», añade Redón, es la que facilita «una medicina personalizada».
El quinto capítulo de «a 1 ‘‘click’’ de tu salud», «El impacto de la tecnología en salud», corre a cargo de dos de las personas responsables de las innovaciones tecnológicas para el ámbito sanitario desarrolladas por Minsait.
Antonio Martos, director global de Sanidad de la compañía, recuerda cómo el covid representó un punto de inflexión, cuando las restricciones a la movilidad precipitaron el salto digital. «Las herramientas que implementamos entonces nos permitieron acelerar», subraya Begoña Fuente. Gerente de desarrollo de negocio y responsable de marketing de Sanidad, cita ejemplos como el de los cribados oncológicos, donde la tecnología permite seleccionar grupos de pacientes con determinadas patologías proporcionando una atención temprana antes de que la enfermedad avance.
«El futuro», asegura, pasa por el uso de la IA para detectar una mayor predisposición a padecer enfermedades. Mientras tanto, añade Martos, el reto pasa por convertir los datos clínicos acumulados en información, por garantizar el acceso a los mismos de forma segura e inmediata, o por lograr que las relaciones entre los médicos, los pacientes y los sistemas de salud «sean más amigables, rápidas y automáticas».