La confesión de Djokovic sobre su relación con Nadal y Federer
El pasado 25 de mayo, Roland Garros fue testigo de una imagen para el recuerdo: Rafael Nadal, leyenda del tenis y rey indiscutible de la tierra batida, recibió un homenaje en la pista central del torneo parisino. A su alrededor, y como muestra del respeto que se ha ganado a lo largo de dos décadas de competencia, estuvieron presentes sus tres grandes rivales: Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray.
Fue un momento cargado de simbolismo y emoción. Los cuatro protagonistas del que ha sido uno de los capítulos más brillantes en la historia del tenis compartieron sonrisas, abrazos y gestos de complicidad. Una escena que dejó patente la cordialidad y el respeto mutuo que han cultivado con los años, a pesar de que solo Djokovic sigue aún en activo en el circuito profesional.
Pero no siempre fue así. La rivalidad que marcó sus carreras también generó tensiones, especialmente en los primeros años, cuando la batalla por el trono del tenis masculino era feroz. Así lo ha reconocido recientemente Novak Djokovic en una sincera entrevista concedida a la edición alemana de *20 Minuten*.
“Nunca fui tan querido como Federer y Nadal porque no se suponía que estuviera allí. Era el pequeño, el tercero que llegaba y decía: ‘Voy a ser el número uno’. A mucha gente no le gustó eso”, explicó el serbio, dejando entrever el difícil camino que recorrió para ganarse su lugar entre los más grandes.
A pesar de aquella rivalidad intensa, Djokovic dejó claro que su actitud hacia sus oponentes siempre estuvo marcada por el respeto: “Que alguien sea mi mayor rival no significa que le desee daño, lo odie o quiera hacer cualquier otra cosa en la cancha para derrotarlo. Luchamos por la victoria, y gana el mejor jugador”.
En un momento especialmente íntimo de la entrevista, el campeón de 24 Grand Slams reveló con quién ha tenido una mejor relación a lo largo de los años: “Siempre los he respetado a ambos; nunca he dicho una sola mala palabra sobre ellos y nunca lo haré. Los admiraba y todavía lo hago. Pero siempre me he llevado mejor con Nadal”.
Las palabras de Djokovic, unidas al emotivo homenaje en París, subrayan el legado de una generación irrepetible. Una era de oro que no solo redefinió los límites del tenis, sino que dejó una enseñanza mayor: que incluso en la más dura competencia puede florecer el respeto, la admiración y, con el tiempo, la amistad.