Inaugurada queda la sexta edición de O Son do Camiño. Este jueves, en el que ha tocado desafiar la meteorología adversa con nada más que música y espectáculo, ha acabado ofreciendo una jornada de conciertos tan potente como diversa en la capital gallega. Frente al sol del año pasado, este 2025 se estrenó con viento, niebla y una lluvia fina que, a ratos, arreció con fuerza. Pero ni el clima ni los chubascos dispersos mermaron el entusiasmo del público en el compostelano Monte do Gozo, que respondió con entrega ante una programación que encadenó referentes del pop-rock, la música urbana y la electrónica. Una fusión intergeneracional que, año a año, se está volviendo marca de la casa. La primera actuación corrió a cargo del vigués Filloas, que dio la bienvenida al público mas tempranero, y le tomó el relevo el mayorquín Dollar Selmouni con una misión clara en el gran esquema del festival: caldear el ambiente más y más. Entre bromas y complicidad con su público se enfrentó a un escenario en el que el viento llegó a hacer que petardeasen los sistemas de sonido -incidencia que, por suerte, no se repitió más adelante-, e incluso hubo algún que otro imprevisto. «Está saliendo humo por ahí», advertía el artista, con cierto humor, al detectar un fallo en uno de los altavoces laterales que fue resuelto con rapidez. Lejos de distraer, la situación se convirtió en anécdota compartida porque Selmouni mantuvo a su público coreando unos y otros cánticos. Cerca del final, Kvinz se unió a él para interpretar 'Oye' en sintonía. A Paul Thin le tocó bailar, literalmente, con la borrasca, pero eso sí: su puesta en escena, con coreografía de inspiración robótica, se mantuvo firme a pesar de las ráfagas. Se plantó en el escenario, en el marco de su gira Reboot, con un mensaje de renovación profesional tras su paso por Operación Triunfo en 2023. 'El Diablo se viste de mí' o 'Volverás a llamar' resonaron en un público que poco a poco iba ganando en entrega y agradeció la energía compartida del cantautor. Una hora después, aterrizó el catalán Nil Moliner con su habitual calidez veraniega en mitad del cielo encapotado con temas como 'Dos primaveras', 'Me quedo' o 'Libertad', que ejercieron de tregua emocional entre tanto estímulo. Uno de los momentos más celebrados de la tarde llegó con Mikel Izal. Tres años después de decir adiós a su banda y emprender su carrera en solitario, pero rodeado por un equipo de profesionales y brindando una cuidada producción sonora, ofreció un concierto introspectivo y expansivo, muy en su línea. Fue hilando temas como 'El miedo', 'El pozo' o 'La fe' con una narrativa que quiso conectar con el público desde lo íntimo. Durante 'Pausa', recibió un mensaje de su primo felicitándolo en directo, un momento cotidiano y cercano que humanizó más su actuación. «No me lo esperaba», confesaba Izal. La caída de la noche trajo consigo un cambio de intensidad con Franz Ferdinand, que convirtieron el Monte do Gozo en una pista de baile entre lo roquero y lo funky. El grupo escocés tiró de músculo guitarrero y carisma, hilando sus temas más célebres como 'No You Girls', 'Walk Away' y una inolvidable 'Take Me Out', que fue recibida como un himno. La niebla, que en ese momento se hizo más densa, se convirtió en aliada estética de una banda que se sabe manejar como pocas en escenarios festivaleros. Poco después llegó lo más esperado para muchos, cuando Bryan Adams transformó la explanada en un viaje directo al rock clásico. El canadiense no quiso dejarse nada; combinó potencia y emoción con temas como 'Run to You', 'Summer of '69' o la inevitable '(Everything I Do) I Do It For You'. Con un público rendido a sus pies, el artista mantuvo una conexión especial con Galicia -«This is Spain, right?», bromeó en un momento dado- y demostró por qué sigue siendo una figura imbatible en directo. Con sus baladas más célebres también se vivieron momentos más recogidos, en los que la lluvia fina pareció sincronizarse con la nostalgia. Y ya entrada la madrugada, con el recinto próximo a estar lleno, llegó el turno del fenómeno Duki. El argentino, uno de los artistas urbanos más influyentes del momento, no decepcionó: de 'Rockstar' a su sesión con Bzrp, 'Hello Cotto', 'Givenchy' o 'She Don't Give a Fo', encendió de nuevo al público con un directo muy entregado. Con cada verso pudo escucharse el eco, a coro, de miles de gargantas que llevaban horas de festival a cuestas pero habían reservado energías para vibrar junto a él al final. El festival compostelano cerró así su primer día, y con un balance más que positivo. Ni el viento ni la lluvia han logrado empañar el arranque de un O Son do Camiño que vuelve a mezclar géneros y generaciones y en el que, por el momento, la calidad de sonido está siendo prácticamente impecable. Un cartel equilibrado, un público entregado y actuaciones estelares en un entorno, el Monte do Gozo, que ya es emblema. La capital gallega vuelve a sonar fuerte. Quedan dos días más.