Me dicen que la farmacia frente al Congreso de los Diputados se ha quedado sin vendas. Han sido tantos los diputados que pondrían la mano en el fuego por Santos y señas, que se han agotado las existencias de Bepanthol y Ciclaplast. Los ujieres están quemadísimos por las nuevas funciones que les exige la Cámara: vaso de agua, sujetar los brazos a los ministros chamuscados y sostener el chupito de ginebra en caso de estar necesitados de quinina. Sujétame el cubata. Parece que esta semana le ha venido fatal a Revilla venirse a los platós de televisión con tanta noticia sobre la panda del Peugeot. Me recuerda al chiste de, ¿qué hacen en un coche un Galgo, un Santo, un...
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