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Июнь
2025

La cabalgata olvidada de William Dawes, el otro mensajero que advirtió a los patriotas antes del combate

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Revolución estadounidense - El poema de Longfellow inmortalizó solo a Revere, y ni siquiera los testigos recordaban con claridad el nombre de Dawes, que terminó siendo confundido con otros hombres hasta en su lápida

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Un saco de harina sobre el lomo del caballo. Un sombrero de molinero. Y una herida en el brazo que no pudo contar a nadie. William Dawes acumuló más disfraces que reconocimiento por sus servicios a la causa patriota. Pasó por granjero, por comerciante y por patriota encubierto con tal de esquivar la vigilancia británica en los meses previos al estallido de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El 18 de abril de 1775, ya sabía perfectamente cómo cruzar las calles de Boston sin dejar rastro.

La alarma patriota no se encendió con un solo jinete ni por un solo camino

Esa noche, el médico Joseph Warren, figura central en el movimiento patriota de Boston y líder en la red de inteligencia colonial, había detectado los primeros movimientos de tropas británicas y decidió activar a sus dos mensajeros más fiables.

A Dawes le encargó la ruta por tierra, desde Boston hasta Cambridge, pasando por Roxbury, Brookline y Brighton. Paul Revere, conocido platero y también miembro activo de los Sons of Liberty, cruzaría a Charlestown por mar para tomar otra vía. Ambos debían llegar cuanto antes a la casa donde se alojaban John Hancock y Samuel Adams, dirigentes destacados de la resistencia colonial, y advertirles del avance militar.

Dawes salió poco antes de las nueve de la noche, atravesó el Boston Neck justo antes de que cerraran los accesos y logró burlar a los guardias con la misma soltura con la que lo había hecho en otras ocasiones. Sus habilidades para desplazarse sin ser retenido no eran casuales. Llevaba años participando en acciones encubiertas, tanto para la milicia como para los Sons of Liberty, una organización clandestina que promovía el rechazo al control británico.

En 1767 firmó el pacto de no importación junto a otros 649 vecinos, y en su boda vistió un traje íntegramente hecho en América como gesto de protesta comercial. Había ingresado en la Ancient and Honorable Artillery Company en 1768 y fue ascendiendo en el cuerpo militar de Boston. También organizó reclutamientos entre campesinos, disfrazándose de agricultor o de molinero para no levantar sospechas. A veces llevaba harina real en las alforjas, otras simplemente fingía transportarla.

La operación más arriesgada antes de su cabalgata nocturna ocurrió en octubre de 1774, cuando dirigió el robo de dos cañones de bronce del arsenal de Boston Common. Aprovechó el cambio de guardia y logró sacarlos por una ventana trasera, ocultándolos primero en una escuela y después en un taller de herrería bajo un montón de carbón. Semanas después, el Comité de Seguridad aprobó su traslado a Waltham. Ese mismo día sufrió una lesión en el brazo, de la que fue atendido por Warren, aunque no llegó a contarle cómo se la había hecho.

Un salto, una finta y una caída pusieron fin a la carrera más importante de su vida

Ya en abril de 1775, tras cubrir 17 kilómetros en poco más de tres horas, Dawes alcanzó Lexington alrededor de las 00:30. Revere había llegado media hora antes. Tras advertir a Hancock y Adams, ambos se pusieron en marcha hacia Concord. En el camino se les unió Samuel Prescott, un joven médico de Concord que simpatizaba con los patriotas y que se encontraba de regreso a casa.

A la altura de Lincoln fueron interceptados por una patrulla británica. Prescott logró saltar con su caballo un muro de piedra y escapar. Revere fue detenido. Dawes, sabiendo que su montura no aguantaría una huida prolongada, improvisó una maniobra: se desvió hacia una casa cercana y gritó como si lo esperaran refuerzos. La patrulla, desconcertada, se retiró. Pero al girar bruscamente, el caballo se encabritó y lo lanzó al suelo. Tuvo que regresar a pie hasta Lexington.

Después de esa noche, Dawes continuó vinculado al ejército continental. Fue nombrado comisario en Worcester y participó en tareas logísticas clave durante el asedio de Boston. Algunos relatos locales afirman que, en ese puesto, aprovechó para devolver el daño causado por los saqueos británicos.

Cuando le tocó entregar raciones a prisioneros alemanes y británicos, usó una piedra para alterar la balanza en la primera entrega. Luego la retiró discretamente. Esa primera compañía recibió su parte completa. Las siguientes, no.

La historia oficial no fue amable con él,

A pesar de su trayectoria, su nombre se fue perdiendo incluso entre sus contemporáneos. El guardia William Munroe, que protegía la casa de Hancock la noche del 18 de abril, declaró haber visto a Revere y a “un tal Lincoln”. Años después, una publicación conmemorativa se refirió a él como Ebenezer Dorr.

El poema de Henry Wadsworth Longfellow, publicado en 1861, borró a Dawes de la historia y consolidó la versión heroica de Revere en solitario. En 1896, Helen F. Moore publicó una parodia que cerraba con una queja amarga: “Mi nombre era Dawes y el suyo Revere”.

La confusión llega incluso a su tumba. Durante mucho tiempo se creyó que descansaba en el cementerio de King’s Chapel, pero documentos posteriores apuntan a que fue enterrado en Forest Hills, junto a su segunda esposa.















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