Palestina dice adiós al Mundial 2026: un equipo que sigue representando la unidad y la resiliencia de un pueblo
Pese a la eliminación, el presidente de la federación, Jibril Rajoub, matiza que participar en el fútbol es más importante que una victoria. La selección pasó por una serie de dificultades a causa del conflicto y ello significó un símbolo de la esperanza y de la unión entre palestinos.
Desde su entrada en la FIFA en 1999, el conjunto palestino debió hacer frente con gran esfuerzo a serios obstáculos como no poder jugar en casa, la muerte de muchos de sus jugadores en la guerra, etc. Sin embargo, el equipo se mantiene en pie como símbolo de la tenacidad y resistencia de un pueblo que sigue soñando con un mejor futuro.
Un camino repleto de inconvenientes
La historia del fútbol palestino está llena de guerra y desamparo. Desde la segunda intifada del 2000 el equipo no consigue jugar en casa en las fases de clasificación de los mundiales de 2006 y 2010. Las restricciones impuestas por Israel hicieron mucho más difícil la formación de un equipo capaz de competir y se dieron situaciones tan extremas como el empate en Singapur en el 2009 por incumplimiento de la normativa por falta de jugadores.
La batalla por la vida
El arranque de la fase clasificatoria rumbo al Mundial 2026 se dio en el mismo mes que la masacre de Hamas en octubre de 2023. A pesar de la devastación de la guerra, la selección de Palestina continuó adelante con la competición. La federación estima que en Gaza fallecieron unos 380 futbolistas, varios de ellos niños. Además, muchas de las infraestructuras deportivas desaparecieron por las continuas acometidas de la guerra.
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Una metáfora de esperanzas
La selección nacional es mucho más que solo futbol, también es una batalla por la identidad de un pueblo, por su dignidad. Jibril Rajoub se esforzó por instaurar un equipo de fútbol femenino y una liga profesional en Cisjordania a pesar de las condiciones adversas que hacen más difícil el desarrollo del fútbol. La FIFA y el Comité Olímpico Internacional fueron criticados por no haber dado una respuesta a la crisis en Gaza, dejando a Palestina en fragilidad.
Un final agridulce
El empate contra Omán, conseguido en el último segundo, privó a Palestina del milagro de la clasificación. No obstante, el hecho de haber llegado tan lejos es muestra de la resistencia y lucha por parte del equipo. Palestina se convirtió de nuevo en un faro de esperanzas para el país en tiempo de guerra; el símbolo de una lucha para poder alcanzar un futuro en paz y con oportunidades.
