Ha sido una investigación compleja en la que seguir la pista del dinero ha resultado clave para desmantelar dos organizaciones dedicadas al tráfico de cocaína . Una, dentro de prisión, y otra, a gran escala, que movía unos 25 kilos de la droga a la semana. El nexo: un funcionario de la cárcel de Mas d'Enric , Tarragona, que trabajaba a las órdenes de un condenado por asesinato. Las alarmas se encendieron cuando desde el propio penal descubrieron que el trabajador facilitaba móviles y estupefacientes a los internos. Los Mossos d'Esquadra no sólo corroboraron que introducía el material prohibido sino que, tras varios seguimientos, vieron además que actuaba como enlace entre el recluso y una serie de empresarios de 'renombre' en la provincia, que también se dedicaban al narcotráfico. El funcionario cometió uno de los errores más básicos: ingresar los beneficios de su 'segunda' actividad en su cuenta bancaria . Fue así como los agentes detectaron la suma de 70.000 euros, de origen no justificado, que fue sumando a sus ahorros con pequeñas cantidades en efectivo. Lo que parecía un funcionario corrupto , que había establecido un negocio dentro del penal, para suministrar distintas drogas y teléfonos a los internos, llevó a la Policía catalana a investigar una gran red de tráfico de cocaína. Fue entonces cuando, a través del CITCO, comprobaron que la Guardia Civill seguía la pista a los mismos sospechosos y se formó un equipo conjunto que ahora se ha saldado con 15 detenidos -siete ya en prisión provisional-, y la desarticulación de dos organizaciones dedicadas al narcotráfico . «La primera operaba desde la prisión de Tarragona. La segunda, vinculada a esta, y con una sorprendente capacidad para mover grandes cantidades, 100 kilos al mes, y de gran pureza», ha detallado este viernes el sargento de los Mossos Xavier Tenorio. Sus beneficios anuales rondaban los 25 millones de euros. La operación, en la que se han incautado unos 600.000 euros en efectivo y más de 15 kilos de cocaína , se explotó en varias fases. En julio de 2023, los esfuerzos policiales se centraron en el entramado de Mas d'Enric. «El interno [condenado por asesinato] era el líder del grupo, y contaba con una estructura en prisión para distribuir la droga. Los clientes eran los propios presos», ha indicado Tenorio. El encargado de recoger los estupefacientes en el exterior era el funcionario. y de ahí su vínculo con la otra red desmantelada. El primer golpe policial a esta organización fue frustrar que estableciesen un punto de venta en Vielha. La mayoría de droga intervenida en esta ocasión -marzo de 2024- era de síntesis. Contaban con clientes «fijos», no sólo en Cataluña, sino por diversos puntos de la geografía española. Hasta su líder llegaron gracias al funcionario de prisiones , que se reunió con uno de los integrantes de esta red en Salou. Pero llegar a desmantelarla ha sido tarea especialmente compleja para los investigadores por las grandes medidas de seguridad que tomaban sus integrantes: « pequeños empresarios de Tarragona , con una vida normal y corriente, nada de lujos», ha precisado el sargento. La ostentación no les hizo caer, pero sí blanquear el dinero de la venta de la cocaína mediante activos inmobiliarios Dubai y compra de criptomonedas. La droga la transportaban en coches de segunda mano , comunes, que «tampoco llamaban la atención». Antes, las llevaban un mecánico de confianza, experto en instalar compartimentos ocultos, las denominadas 'caletas' para ocultarla. En este caso, eran hidráulicos, y se activaban mediante la aplicación de un móvil encriptado. Tal era el nivel de seguridad, que la 'app' se había diseñado para que se borrasen los datos de forma automática en caso de analizarse el teléfono. «Para complicar más el tema», ha expuesto el sargento de la División de Investigación Criminal (DIC) de Tarragona, «la investigación se alargó aun más por las medidas de seguridad que tomaban». Y es que cuando los integrantes de la red creía que la Policía les seguía la pista, llevaban los coches al taller para comprobar si les habían instalado dispositivos de seguimiento. Así lo ha corroborado el comandante de la Guardia Civil Héctor Muñoz, al detallar que «después de un año y medio», la investigación se tuvo que «prolongar por las fuertes medidas de seguridad». Así, hasta llegar a enero de 2025, cuando, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción 3 de Reus, consideraron que habían recabado indicios suficientes para asestarles un nuevo golpe. Primero, interviniendo 200.000 euros en efectivo, cuyo destino era saldar un pago con uno de sus proveedores de cocaína. ¿El motivo? « Entendemos que una de las formas más efectivas para desarticular la red es atacar las vías financieras », ha apuntando el mando. Esta operación genera una deuda al entramado, y es entonces cuando los agentes deciden que es el momento de desarticularla. Así, el pasado 28 de marzo interceptaron uno de los coches que transportaba cocaína. En este caso, su conductor no era un integrante cualquiera de la red, sino de «alta posición en su estructura jerárquica», a diferencia de otras organizaciones. En un doble fondo ocultaba 15 kilos de cocaína. Un mes más tarde, ambos Cuerpos desarticulan el entramado que operaba en la prisión de Mas d'Enric, y, finalmente, el 6 de mayo 'cazaron' a los encargos de transportar la cocaína en vehículos modificados.