Como en sus mejores momentos, estos días todas las miradas apuntan a Venecia. Normal, pues la boda de Jeff Bezos (aka Mr. Amazon) con Lauren Sánchez concentra desde el jueves a la flor y nata de las celebridades: Orlando Bloom , el chef español José Andrés, el clan Kardashian , media familia Trump, Oprah Winfrey y muchos más han llegado a la laguna para la fiesta del año. O del siglo y en plural, porque parece más bien una boda griega, ya que comprende tres jornadas enteras de jolgorio en otros tantos de los lugares más prestigiosos de la laguna: el jueves tuvo lugar la bienvenida en el Campo (plaza) della Madonna dell'Orto, seguido por la ceremonia con todas las de la ley en la isla de San Giorgio Maggiore (frente a la Piazza San Marco) y la traca final tendrá lugar este sábado —con la participación de Lady Gaga— en el Arsenal de Venecia . Todo por una cuenta que se mueve en 30-50 millones de dólares. Sin embargo, esta luz hollywoodiense tiene su parte de sombra, ya que ha suscitado una serie de protestas en la ciudad por parte de un grupo de residentes que ya han conseguido anotarse un tanto: el desplazamiento de la fiesta principal de la sede inicial (la Scuola Grande della Misericordia) a otro espacio más protegido (el Arsenal). Victoria pírrica, si se quiere, porque la boda sigue adelante, pero desde luego un pequeño gesto simbólico. Quizás sea el mejor resultado posible, porque se trata de un combate infinitamente desigual: David contra Goliat. Así lo cree Tommaso Cacciari, el líder de las protestas, de 47 años. Es sobrino del profesor y otrora alcalde de Venecia Massimo Cacciari, que fue incluso miembro del Parlamento Europeo. El activista se muestra «muy satisfecho» porque se está usando a Jeff Bezos para «hablar a todo el mundo de los problemas de la ciudad ». «Cambiaron la ubicación, las fechas, sus yates no vendrán», asegura el activista al periódico italiano 'La Repubblica', « vamos ganando 3-0 por defecto y estamos muy satisfechos». Pero no por eso han decidido rendirse ahí: tal y como ha compartido en sus redes sociales han convocado una manifestación siguiendo alguna de las consignas que se han visto en las manifestaciones estadounidenses, como 'No Kings' o el ya popular 'No space for Bezos'. Se celebrará este 28 de junio, sábado, a las 17 de la tarde. Hora a la que se espera que continúen las celebraciones de Bezos en el Arsenal de Venecia. Autodenominado antifascista, dice luchar por la justicia climática y social y es especialmente conocido en los círculos activistas de Venecia. Más allá de los yates no le puede estar sentando bien que todos estos famosos estén aterrizando, uno a uno, en sus jets privados , contaminando cada cual más que el anterior. De hecho, Jeff Bezos y Lauren Sanchez llegaron el miércoles en helicóptero —aún peor para el medio ambiente— desde su megabarco atracado desde hace unas semanas en Croacia. Pero Tomasso ha aprovechado la boda y la atención mediática para recordar sus otras luchas. Ha asegurado que « Venecia no es solo el Gran Canal , hoteles de 5 estrellas y pasarelas VIP, también se compone de barrios y casas populares, abandonadas por la administración pública en donde demasiadas personas luchan por llegar a fin de mes». Claro está que Bezos —y quien sea— tiene derecho a casarse en Venecia, pero en este caso hay dos cuestiones mayores: el simbolismo del personaje, porque Mr. Amazon es uno de los hombres más ricos del mundo y un colaborador de Trump en un contexto que suena a Guerra Mundial; y el exceso (o la prepotencia) de manejar una ciudad como un coto privado, afectando para mal la vida de sus habitantes. Desde el ayuntamiento (encabezado por el alcalde Brugnaro , a un paso de acabar en los tribunales por corrupción) se intenta quitar importancia a la cosa: se dice que los protestones son cuatro apestosos (y otras lindezas que no repetiré) y que la boda es una ocasión de oro —nunca mejor dicho— porque trae dinero y trabajo a la ciudad. También el gobernador Luca Zaia ha señalado literalmente que Venecia «es una gran caja» y quien demuestra estar molesto con esta campaña de resistencia siempre se refiere antes o después al Poderoso Caballero don Dinero. Y no, desde luego el dinero no puede ser el único argumento por muchos motivos, pero sobre todo porque Venecia está hecha por sus habitantes . La realidad de la cosa es que hay una división muy marcada entre dos ciudades: la Veniceland del arte y las fiestas dedicada al 'bussiness' y potenciada desde Mestre y el Ayuntamiento, y la Venecia auténtica e invisible cada vez más amenazada. Por eso, la protesta antiBezos es ideológica, pero no sólo: es signo de un malestar general frente a un sistema, por lo que tendría que servir para abordar los problemas de la ciudad, que son muchos. La tragedia es que ahora con el runrún sólo habla de Bezos y las protestas, pero el domingo todo habrá terminado y los problemas seguirán. Un ejemplo de todo esto es la seguridad en la ciudad: mientras todos los cuerpos de seguridad están dedicados a custodiar los alrededores de las fiestas amazonescas (con calles y canales cortados, más y 43 personas ilegalmente detenidas), se están multiplicando los robos en la ciudad, como si los ladrones hubiesen recibido otro tipo de invitación. Que, por cierto, se suma a una degradación general de Venecia, que ha pasado en pocos años de ser un puerto seguro a un lugar donde los turistas tienen que ir con ojo y las peleas en la calle se multiplican, en ocasiones hasta con katanas de por medio. 'Kill Bill' versión veneciana, 23 de junio de 2025. Y, pese a todo, la Venecia verdadera sigue viva: esta semana se está celebrando la fiesta popular ('sagra') de San Pietro de Castello (San Piero di Casteo, en dialecto), un buen botón de muestra de las actividades realmente venecianas que sobreviven todavía. Sin nada que envidiar a la 'party' de Jeff, como ya se le llama por las calles de la ciudad. Donde, por muchos millones que done, no se le ha visto especialmente en pasado. El sábado veremos cómo acaba esta otra fiesta veneciana con la mencionada manifestación: será frente a la estación de Santa Lucía, tal y como se han encargado de anunciar con un espectáculo de luces proyectado sobre el campanario de San Marco este mismo viernes.