Naturalizarse para huir del papeleo: el costo oculto de ser extranjero en Costa Rica
Cada vez más extranjeros optan por naturalizarse costarricenses, no necesariamente por un cambio de identidad, sino para escapar de la pesada burocracia migratoria que les exige renovar documentos, pagar trámites y mantenerse siempre atentos para no caer en la irregularidad.
Por años, nicaragüenses, colombianos, venezolanos y nacionales de otros países residentes en Costa Rica han preferido mantener su nacionalidad de origen y gestionar su estatus migratorio con permisos temporales de estadía.
Sin embargo, en los últimos 10 años esa tendencia ha cambiado: la demanda de solicitudes de naturalización se han disparado y buena parte lo hacen con la meta de librarse del engorroso papeleo que implica seguir siendo extranjero en Costa Rica.
Si en 2014 se entregaron 2.018 cartas de naturalización, el año pasado fueron 5.541, indican datos oficiales (un repunte de 174%) entre esos años (3.523 cartas más).
Desde el 2016, el promedio ha sido de 5.300 por año; excepto en 2023 cuando se entregaron 6.277.
“El peso de renovar residencias, pagar cuotas, hacer citas, cumplir requisitos y enfrentar el temor de que algo no se tramite bien es lo que está empujando a muchas personas a naturalizarse. A final de cuentas, es un ahorro de tiempo, dinero y tranquilidad”, explica Luis Bolaños Bolaños, director general del Registro Civil adscrito al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).
Este 2025, la cifra de cartas otorgadas iba por 1.124 a marzo.
El Documento de Identidad Migratorio para Extranjeros (DIMEX) tiene un costo que oscila entre los $95 y $133, dependiendo de la categoría migratoria, más los gastos adicionales, como los ¢8.203,5 más IVA que cobra Correos de Costa Rica por la gestión, según informó en mayo Correos de Costa Rica que también atienden esas solicitudes.
El DIMEX sirve como identificación para extranjeros residentes en el país, ya sean temporales o permanentes, así como para aquellos con categorías especiales. Su vigencia puede ser de apenas uno o dos años, lo que obliga a estar en trámites constantes.
Quienes optan por la naturalización, en cambio, evitan todo eso: tras recibir la ciudadanía costarricense ya no deben gestionar renovaciones migratorias ni pagar esos costos anuales.
La paradoja es que, si bien la naturalización se percibe como un alivio frente a la burocracia migratoria, el proceso no es ágil por la crecida en la demanda.
Hace algunos años podía resolverse en seis meses, pero hoy el promedio de resolución supera el año y hay solicitudes que tardan hasta año y medio debido al alza en el tráfico de gestiones.
Actualmente, el Registro Civil tiene casi 8.000 solicitudes en trámite.
“El tiempo se ha duplicado porque no podemos sumar más personal para atender la creciente demanda. Es un cuello de botella que no podemos evitar”, reconoce Bolaños.
El funcionario también advierte a los interesados sobre las falsas promesas de gestores que aseguran acelerar el proceso a cambio de dinero.
“No existen atajos. Los tiempos de espera, los requisitos y las condiciones son iguales para todos, aunque paguen intermediarios”, enfatizó.
El antecedente del huracán Mitch
El incremento sostenido de las solicitudes de naturalización también tiene raíces en políticas migratorias pasadas que dejaron huella, según refirió el funcionario.
Una de las más relevantes fue la amnistía migratoria decretada entre 1999 y 2000, durante la administración de Miguel Ángel Rodríguez, que permitió regularizar la situación de más de 155.000 migrantes, en su mayoría nicaragüenses, que estaban en el país sin permiso legal tras el desastre humanitario que provocó el huracán Mitch en Centroamérica, según el artículo Amnistía migratoria en Costa Rica 1999-2000, de la investigadora Cynthia Mora Izaguirre.
Ese antecedente sentó un factor vigente, el cual atiza la búsqueda de naturalizarse: los lazos afectivos, familiares y laborales que han establecido los migrantes en Costa Rica, tanto de Nicaragua como de otros países.
Al tener hijos costarricenses, parejas ticas o redes de apoyo social y económico sólidas, la naturalización se percibe como un paso lógico para asegurar estabilidad legal y arraigo a largo plazo.
“Cuando ya hay familia en Costa Rica, es más sencillo permanecer, establecerse y finalmente decidirse a dar ese paso. La nacionalidad es, para muchos, la formalización de una vida que ya está construida aquí”, explicó Bolaños.
Además, agregó, estos vínculos suelen funcionar como un imán para nuevos flujos migratorios, pues familiares y conocidos en Costa Rica alientan a otros en sus países de origen a emigrar y luego seguir el mismo camino hacia la residencia y, más adelante, la ciudadanía.
¿Quiénes se naturalizan más?
Aunque ciudadanos de diversas nacionalidades se naturalizan cada año, el grupo más numeroso sigue siendo el de origen nicaragüense, en buena medida por razones históricas y geográficas. Sin embargo, hay un nuevo factor que podría modificar la tendencia, explicó Bolaños.
Recientemente, Nicaragua aprobó en primera legislatura una reforma que elimina la posibilidad de mantener la doble nacionalidad.
Así, quienes se naturalicen en otro país perderán automáticamente la nacionalidad nicaragüense, lo que ha llevado a más de uno a repensar su decisión o incluso a detener su trámite.
“En las últimas semanas, por esa decisión, hemos recibido consultas de personas que preguntan cómo frenar su solicitud, por temor a perder su nacionalidad de origen. Esto podría frenar la demanda en algún momento”, indica Bolaños.
Las dos principales vías de naturalización son por residencia y por matrimonio con costarricenses. Para los extranjeros centroamericanos e iberoamericanos basta con acreditar cinco años de residencia legal y continua en el país; para otras nacionalidades se requieren siete años.
En el caso del matrimonio, solo se piden dos años de residencia y el vínculo legal, además de que se elimina la obligación de aprobar un examen sobre historia, idioma y valores de Costa Rica.
Las personas que buscan naturalizarse para evitar el DIMEX suelen acogerse a la naturalización por residencia, establecida en la Ley 1155, indicó Bolaños.
Otras formas de conseguir la nacionalidad
Eso sí, existen otras siete formas de volverse costarricense:
Naturalización por nacimiento en Costa Rica (por opción). Aplica a personas nacidas en Costa Rica de padres extranjeros. Si no fueron inscritos como costarricenses al nacer, pueden solicitar la nacionalidad posteriormente por opción.
Naturalización para personas nacidas en el extranjero de padres costarricenses. Aplica a hijos nacidos en el extranjero, cuyos padres sean costarricenses por nacimiento. Deben manifestar su deseo de ser costarricenses mediante un proceso de opción de nacionalidad.
Naturalización por condición de apátrida o refugiado apátrida. Para personas declaradas apátridas (sin nacionalidad reconocida) o que hayan obtenido el estatus de refugiado apátrida en Costa Rica.
Naturalización por domicilio prolongado (Ley 1902). Aplica a extranjeros que hayan residido legalmente en Costa Rica durante 20 años o más.
Naturalización para mayores de 25 años nacidos en Costa Rica, hijos de padres extranjeros. Personas nacidas en el país de padres extranjeros, que nunca fueron inscritos como costarricenses, pueden optar por la nacionalidad después de cumplir 25 años.
Naturalización para menores por trascendencia del progenitor naturalizado. Cuando un progenitor se naturaliza costarricense, los hijos menores de edad pueden también obtener la nacionalidad por “trascendencia”.
Naturalización para personas indígenas transfronterizas. Aplica a personas indígenas que habitan territorios binacionales y que, por razones culturales y ancestrales, mantienen vínculos con Costa Rica.