Acaba de llegar de Granada, donde se ha encontrado con otras grandes autoras de género negro - Espido Freire , Nativel Preciado , Marta Robles y Cruz Sánchez de Lara -, todavía emocionada por la belleza de La Alhambra: «Ha sido impresionante porque estaba cerrada para nosotras», explica Cristina Higueras , que ha vuelto a casa encantada con los deberes que le han encomendado. «Nos han propuesto escribir un relato de intriga inspirado en el conjunto monumental, así que debo aparcar la novela que estoy escribiendo para dedicarme a ello». En agosto tiene previsto desconectar en Conil y Denia, donde podrá sentarse frente al mar en lugar de su habitual compañero , el ordenador: «Pero tengo que entregar el manuscrito a finales del tercer trimestre, porque el plan es publicarlo para la Feria del Libro». Cristina Higueras disfruta con esta cita con los lectores: «Es un encuentro enriquecedor. Me encanta que se haya convertido en un ritual al que acude tanta gente». Este año acudió a firmar 'Un asunto ambiguo', una novela que arranca con el encuentro del cadáver del hijo de un empresario chino para desembocar en una intriga marcada por las falsas apariencias. A Cristina no le sorprende la actual fiebre por el 'true crime': «Sentimos una irresistible atracción por el lado oscuro porque no estamos en él en nuestro día a día, pero eso viene de lejos. Antes se leía 'El caso', pero ahora la oferta es enorme». Ya se encuentra sumida en una sexta aventura literaria, apoyada en su equipo habitual: «Me ayudan un forense, una jueza y varios policías, sobre todo expertos en ciberdelincuencia». Su jornada frente al ordenador le exige cinco o seis horas de entrega : «Cuando escribo me tengo que dedicar solo a eso, no puedo hacer otras cosas». Si hay algo que caracteriza a Cristina es «la constancia, sobre todo cuando se trata de un objetivo vital. Me siento orgullosa de ser la persona que me hubiera gustado ser cuando era joven. He dirigido mi vida por el camino que quería». No sin esfuerzo. Reconoce que le gustaría ser «un poco más diplomática y no ser tan directa». «Soy demasiado cruda hablando, debería disfrazar mejor las cosas», añade. Se encuentra a gusto en su hogar: «Es mi refugio. Soy casera y tengo todo lo que necesito para estar en paz , rodeada de la gente que quiero, que es poca, pero son buenas amistades». Así se protege de quienes la alteran: «Los falsos, los que disimulan su verdad. No soporto el postureo, me gusta la gente auténtica». Cristina es una mujer con las cosas claras: «Soy muy estructurada porque necesito el orden para funcionar, pero necesito ese estímulo que te ofrece la improvisación, es algo me inspira y cuando llega me entrego a ello sin pensarlo». Y reconoce que cuando más improvisa es cuando está enamorada: «Me dejo llevar por el corazón, es imprescindible para que la relación crezca y dure. Me gusta cuidar los detalles , estar pendiente de mi pareja». Tiene también un lado aventurero: «Me gustan los viajes a lugares exóticos, sobre todo si tienen buenos lugares para bucear. Me encanta el submarinismo, perderme en las aguas azules, en los fondos marinos». Se ha ganado a pulso su libertad: «Siempre he intentado controlar mi carrera. Como actriz, me hice productora para ser dueña de mi destino profesional. Fue lo mejor que hice. Ahora, como escritora, estoy en otra etapa». Además, tomó la decisión vital de no tener hijos : «No me arrepiento, aunque me alegra ver que es algo más habitual hoy en día. Antes había que pedir perdón por no querer ser madre. Eso sí, tengo unos sobrinos maravillosos a los que doy todo el amor que puedo». Cristina es una mujer comprometida con la igualdad y el feminismo: «Los derechos adquiridos no son para siempre, por eso me duele la tendencia a la manipulación en las redes sociales que promueven la regresión y buscan recuperar el liderazgo masculino. Detesto la romantización de la mujer sumisa y obediente ».