Lo que está en juego
Esta semana se desarrolla en Santiago el Festival Democracia 2025, que llega en un momento crucial. Con la participación de líderes como Gabriel Boric, Lula da Silva y Pedro Sánchez, no es solo una conversación sobre ideas. Es una toma de posición frente a un escenario global donde la democracia está siendo disputada por fuerzas que avanzan sin complejos para vaciarla de contenido. En Chile, esa amenaza no es abstracta: tiene rostro, votos y proyecto. Se llama José Antonio Kast. Se llama Johannes Kaiser. Representan una ofensiva organizada que ya dejó de estar en los márgenes y que quiere reescribir las reglas del país.
La ultraderecha chilena no busca solo gobernar. Su proyecto es más profundo: pretende reorganizar la sociedad desde el privilegio. Es un orden autoritario que normaliza la desigualdad, estigmatiza la diversidad y concentra el poder en unos pocos. No es una reacción pasajera ni solo un giro conservador: es un intento sistemático por revertir décadas de lucha democrática y de ampliación de derechos.
Lo que está en juego, entonces, no es solo la forma del Estado, sino la posibilidad de construir una sociedad libre y democrática. Y sí, digámoslo sin miedo: lo que defendemos es también una idea de patria. No una patria que excluye o impone, sino una patria que reconoce la dignidad de todas las personas como iguales. Una patria donde vivir bien no dependa de tu apellido, tu comuna ni tu identidad. Esa patria se sostiene en el esfuerzo diario de millones de familias trabajadoras chilenas.
Para hacer posible ese proyecto común, necesitamos un Estado presente, que garantice que las familias trabajadoras cuenten con derechos y apoyos concretos. Un Estado que sirva, que esté al servicio de las personas y no de la administración de lo que ya existe. Tiene que ser una promesa de futuro para las mayorías que hoy viven con incertidumbre. Lo necesitamos para redistribuir el poder y la riqueza, para romper la desigualdad estructural y asegurar que los derechos no estén subordinados al mercado. Porque lo que defendemos es vivir con seguridad y con capacidad real de decidir sobre nuestros proyectos de vida. Eso es democracia de verdad. Y eso es lo que está en juego.
Frente a estas derechas, la unidad de las fuerzas progresistas es necesaria. Porque lo que está en juego nos exige estar a la altura del momento. Por eso tiene sentido el llamado que ha hecho nuestra candidata Jeannette Jara: una lista única del oficialismo es una señal política. Se trata de construir, juntos, una mayoría capaz de defender la democracia y proyectar un futuro posible para todas y todos. Es lo que muchos y muchas venimos empujando con la convicción de que este momento no permite medias tintas.
Porque lo que está en juego no es solo una elección contra Kast. Es el futuro de Chile como un país democrático, donde el corazón de nuestro proyecto esté puesto en las personas y las familias.