Ni en Bermeo ni en Santillana: el enclave entre Bizkaia y Cantabria perfecto para una ruta y un baño tranquilo
Entre acantilados y marismas, un rincón discreto del litoral cantábrico conserva su identidad rural mientras crece el interés de visitantes que priorizan el entorno frente al bullicio
Este pequeño pueblo de Cantabria es uno de los más bonitos y con mayor valor histórico de la comarca de Liébana
En la costa oriental de Cantabria, cerca del límite con Bizkaia, se encuentra Oriñón, una pequeña pedanía del municipio de Castro-Urdiales que llama la atención de quienes buscan entornos tranquilos, alejados de la masificación. Frente a localidades más conocidas del norte peninsular como Santillana del Mar o Bermeo, este núcleo se caracteriza por ofrecer un espacio de litoral amplio, con presencia de marisma, montaña y playas de tamaño considerable en un entorno de baja densidad poblacional.
El lugar, situado a apenas 12 kilómetros del núcleo urbano de Castro-Urdiales, cuenta con una población empadronada que no alcanza los 200 habitantes. Oriñón combina una playa de arena fina con un entorno de marismas y acantilados que forman parte del sistema natural de la ría de Guriezo. Y ha estado tradicionalmente vinculado a la actividad pesquera y a usos agrícolas.
La ubicación geográfica de Oriñón, justo en el límite administrativo entre Cantabria y el Euskadi, favorece el tránsito de visitantes procedentes tanto de Bilbao como de Santander. El acceso por carretera desde la autovía A-8 facilita las visitas de un día, así como estancias cortas en alojamientos rurales o campings de los alrededores. Su entorno físico, dominado por la playa, el monte Candina y la ría que forma el río Agüera en su desembocadura, le confiere una configuración costera poco alterada por desarrollos urbanísticos de gran escala.
Un núcleo costero con baja densidad y entorno natural protegido
Oriñón es una pedanía perteneciente al término municipal de Castro-Urdiales, en la comunidad autónoma de Cantabria. Se sitúa a escasos metros sobre el nivel del mar, en el extremo sureste del municipio, y forma parte de una franja costera que ha permanecido menos intervenida que otras zonas del litoral cantábrico. Su playa, de aproximadamente 1.500 metros de longitud, se encuentra delimitada por dos prominencias rocosas, lo que contribuye a generar un espacio relativamente resguardado del viento y de corrientes marinas fuertes. El arenal es uno de los más amplios del entorno, con una anchura variable según la marea.
La playa de Oriñón se ubica en la desembocadura del Agüera, que da lugar a la ría de Guriezo. Este estuario, aunque de pequeño tamaño (0,75 km² de superficie intermareal), presenta un sistema ecológico de marismas con vegetación halófila, diques de contención y zonas intermedias de pastos y suelos fangosos. La combinación de hábitats confiere a la ría un interés ambiental destacado. El perímetro total de la línea de costa en esta zona alcanza los 7,8 km, sumando playa, marisma, roquedos y línea de monte.
Uno de los elementos geográficos más relevantes es el monte Candina, una elevación caliza que alcanza los 489 metros de altitud y cuya cara norte se asoma directamente al mar. Esta montaña, compartida en su entorno entre Oriñón y Sonabia (población limítrofe en Liendo), alberga una colonia de buitres leonados. Se trata de un fenómeno poco habitual, dado que esta especie suele instalarse en cordilleras del interior y no tanto en acantilados costeros. La presencia del Candina y del peñón de Sonabia marca un paisaje abrupto, de paredes verticales y vegetación escasa, que contrasta con la suavidad del valle por donde discurre el Agüera.
La playa, que tiene condición semiurbana, cuenta con servicios básicos durante la temporada estival, como aparcamiento, vigilancia y acceso adaptado. La ocupación de la playa varía en función de la época del año, pero incluso en los meses de verano suele presentar niveles inferiores a los de arenales vecinos como los de Castro-Urdiales o Laredo. Además de la zona de baño, el entorno permite rutas de senderismo, observación de aves y recorridos de media montaña. En marea baja, se descubren zonas de roquedo que forman charcas naturales. Una de ellas, conocida como “ojo azul”, ha ganado visibilidad en redes sociales por su forma circular y su ubicación entre rocas costeras, aunque no está señalizada oficialmente como punto turístico.