El Valle del Lecrín no sería lo mismo sin agua, lo uno y lo otro son inseparables. De no existir el líquido elemento, no florecerían esos cítricos y esos frutales que tanta vida dan a la zona y tanto recrean la vista de quienes se adentran en este impresionante paraje de la provincia de Granada , por suerte todavía no muy explotado y sin la infraestructura que sí tiene la Alpujarra, que por cierto no le queda lejos. El municipio principal se llama El Valle y está compuesto por tres núcleos poblacionales: Melegís, Restábal y Saleres . En Saleres, hablando de agua, es inevitable referirse al sendero del Barranco de Luna, donde la hay incluso en verano, cuando el sol aprieta y se agradece meter los pies en el agua fría del arroyo. En Melegís hay restos de unos baños termales, desde luego ni tan conocidos ni tan apreciados como los de Alhama de Granada o Lanjarón . Ahora están abandonados y no son un reclamo turístico de primer orden, pero también existe la posibilidad de ver lo que queda de ellos a través de un sendero incluido en la llamada Ruta del Azahar. Pero donde hay agua en abundancia es en el pantano de Béznar, que está un poquito más abajo, en el término municipal de Béznar pero aún dentro del valle. Llegar hasta allí no es nada complicado, se accede desde el pueblo por la calle San Antón o por Antonio Machado. Una vez llegado al destino, el visitante tiene a su alcance un equipamiento bastante completo para pasar una buena jornada. No es necesario pagar entrada, como se advierte en el titular de esta noticia. Allí hay espacios para hacer barbacoas, una fuente, un parque infantil, una zona de baño y espacios para diversas actividades náuticas, por ejemplo el remo o el piragüismo, que ya que se da información, también se practican en otro embalse muy cercano, el de Rules . De Béznar parten además senderos que se pueden recorrer andando o en bici de montaña: rutas como la de la Cascada de los Bolos, la del Mamut o la del castillo de Lojuela son asequibles para casi todo el mundo, son senderos circulares en la mayor parte de los casos, que se recorren en un par de horas. O tres si se lo toma uno con calma y se detiene a hacer fotos, que con lo bonito que es todo por allí, no es mala idea. Si lo que se quiere es simplemente descansar y tomarse un baño, con seguridad el viajero va a tener menos compañía que si se hubiese decantado por Motril o Almuñécar . Eso sí, hay que tener en cuenta que Béznar es uno de los varios lugares de la provincia que no están oficialmente catalogados como aptos para el baño. A diferencia de los pantanos de Negratín o Cubillas, que siguen en él, en el año 2010 el de Béznar, como otros puntos del interior de Granada, no figuran en la lista de lugares oficiales. Lo que no quiere decir que el baño está prohibido, sino simplemente que es algo que se deja a decisión del usuario. Y llegados a este punto, es obvio que hay que aconsejar precaución . Los embalses son lugares donde se almacena el agua de forma peculiar y al primer paso tras meterse en el agua, ya puede cubrir. Conviene entrar y salir por zonas donde no se experimente esa brusquedad. Y una vez dentro, está claro que la tentación de ponerse a nadar hasta que el cuerpo aguante en agua dulce y cristalina es difícil de resistir, pero no hay socorristas ni el rescate es tan sencillo como en una playa, por lo ya reseñado.