Netanyahu y Hamás, socios en la carnicería, por Mirko Lauer
La decisión francesa sobre reconocer un Estado palestino ha sacudido el mundo. Sin ser ni remotamente lo mismo, se parece a la decisión de Charles de Gaulle cuando, en los años 50, declaró que Francia necesitaba una fuerza de disuasión nuclear. También a la actitud de la diplomacia francesa al mantener buenas relaciones con un Pekín maoísta acosado por Washington hasta 1971.
Sin duda ha habido un liderazgo francés desde el fin de la Segunda Guerra, y ahora lo estamos viendo. No ha sido un liderazgo militar, sino uno político-diplomático. La fuerza atómica frente a la URSS o reconocer la derrota en Vietnam y retirarse de allí a tiempo fueron medidas que se adelantaron a problemas mundiales.
París se opuso a la invasión estadounidense de Irak en el 2003, que para Washington fue un triunfo militar pero un fiasco geopolítico. Como se demostró más tarde, el odioso dictador Saddam Hussein no tenía armas de destrucción masiva, y muy poco que ver con el atentado de Al Qaeda contra las Torres Gemelas de Nueva York.
El anuncio para septiembre en la Asamblea General no ha gustado a los grandes protagonistas de la hora. Donald Trump le ha negado importancia al anuncio de Emmanuel Macron; Marco Rubio lo ha llamado irresponsable; Benjamín Netanyahu y sus espoliques se han burlado de ella; Keir Starmer, de Gran Bretaña, ha dicho que acompañará una vez que haya llegado la paz (¿?).
Para no parecer demasiado independiente de Washington en su declaración, Starmer ha decidido acompañar a Trump en su viaje a Escocia, el más separatista de los cuatro países que forman Gran Bretaña. Trump viaja a visitar los campos de golf de los que es propietario. ¿Invitará a Starmer a jugar? Hay que esperar la foto.
El Estado palestino ya es reconocido, a partir de los más variados motivos, por 147 de los 193 países miembros de la ONU. Ni uno solo de ellos tiene el peso de Francia, como Estado y como miembro de la Unión Europea. Muchos de esos votos en la ONU están más para recibir ayuda que para ayudar, o tienen serios problemas de derechos humanos en casa.
Mientras tanto, Netanyahu sigue convencido de que maneja a Trump a su antojo, y sigue imperturbable con su carnicería. Entendemos que la guerra contra el Estado palestino y la rapiña contra sus territorios ya están declarados.