En verano, cuando las temperaturas suben y el calor aprieta, es común que más de una persona termine mareada, con sensación de debilidad o incluso en el suelo tras una bajada de tensión. Lo que mucha gente no sabe —o no hace bien— es cómo actuar en ese momento. El médico de familia y divulgador Fernando Fabiani lo explicó recientemente en una intervención en Canal Sur, dejando claro que, ante un desmayo , lo mejor que podemos hacer es dejar que el cuerpo haga su trabajo . Fabiani describía una situación habitual en la que alguien empieza a marearse , se queda pálido, se le va la fuerza... pero no está inconsciente . «Abre un poco los ojos, se mueve, tiene alguna respuesta, no está inconsciente, ¿vale? La típica lipotimia: me he mareado, hablo, no hablo, pero me muevo, estoy sudoroso...», relataba, imitando incluso la confusión con la que muchas veces se vive ese momento. Y entonces llega el error. Lo más común es que los que están alrededor intenten ayudar, pero no siempre de la mejor forma: «Ay, que se ha mareado… ¡levántate!». Sin embargo, como advierte Fabiani, hacerlo así puede ser contraproducente: «Debemos dejar a la persona en el suelo» . El consejo es claro: no forzar a la persona a incorporarse . «El organismo, sabio en este caso, entiende que lo que hace falta para que la persona se recupere es estar tumbada, para que llegue bien el flujo al corazón, al cerebro, y nos recuperemos», explicaba. El cuerpo necesita estar en horizontal para poder reorganizarse , y si tratamos de levantarlo, sólo conseguimos empeorar las cosas. «Si nosotros nos empeñamos en tirar de la persona para sentarla o ponerla de pie, lo que vamos a hacer es que empeore», advertía. Y, efectivamente, es muy común ver cómo alguien que parecía estar mejor, al intentar levantarse demasiado pronto, vuelve a desplomarse. Entonces, ¿qué es lo que sí hay que hacer? Fabiani lo resume en pasos sencillos: dejar a la persona tumbada, elevarle un poco las piernas, ofrecerle algo de líquido (si puede beber sin riesgo), y esperar. «Tres, cuatro, cinco minutos: ya estoy bien, ya estoy bien. Perfecto, estás bien, pues te sientas en el suelo y me quedo ahí dos o tres minutos. Sigo bien, me siento en alto, en una silla, tres, cuatro minutitos, sigo bien, podemos intentar ponernos de pie». Y aquí aparece otro clásico: «Dale un caramelito, que seguro es azúcar» . Pero Fabiani alerta sobre este gesto tan bien intencionado como peligroso: «Cuidado, porque una persona que está medio atontadilla, bajo nivel de conciencia… cuidado con esto de automáticamente meterle en la boca un caramelo: riesgo de atragantamiento ». Sus recomendaciones no buscan alarmar, sino evitar complicaciones innecesarias. En un golpe de calor o una lipotimia, menos puede ser más. Respetar los tiempos del cuerpo, no precipitarse y mantener la calma es, muchas veces, lo que más ayuda. Y es que a veces, según Fabiani, lo mejor que podemos hacer por alguien que se ha desmayado es darle espacio, agua y tiempo .