Augusto Zegarra: "En el cine debemos abordar más temáticas urgentes como país"
Hace nueve años, Augusto Zegarra viajó a Cusco para conocer al creador del video Hakuchu Munayta, la versión en quechua de una de las escenas de El Rey León. Por la calidad de las voces y el canto, imaginaba que la producción había sido realizada en un estudio, pero Fernando Valencia, un artista plástico, locutor y editor audiovisual, había trabajado solo al lado de su hijo, Dylan, de seis años. “Se había prestado una computadora, había aprendido a utilizar un software de karaoke para borrar la voz original y reemplazarla con su voz”, nos cuenta el director en el marco del estreno de Runa Simi en el Festival de Cine de Lima.
Valencia hacía videos de las películas y series para los niños de la región y buscaba contactar a Disney para hacer el doblaje de la película. “Me enseñó a soñar en grande”, comenta el cineasta. Zegarra estaba frente a la historia de una familia, de un idioma que podía desaparecer, pero también frente a un ambicioso proyecto (durante el rodaje lograron contactar a una célebre figura de Hollywood) que se convertiría en una premiada película peruana. “Es una contradicción. Por un lado, están las políticas públicas hacia el cine, la situación crítica del país y, por otro lado, yo estoy súper motivado. Nunca en mi vida soñé que mi primera película iba a tener el sello de Sundance y que íbamos a ganar un premio en Tribeca”.
Es un documental que nos muestra a comunidades que están excluidas y no hay cine o televisión en su idioma. ¿Fue tu intención desde el inicio abordar lo político?
Sí, definitivamente. Yo creo que todo el cine, más que nada el género documental, tiene una carga política muy fuerte. Uno de los orígenes de por qué hacer la película era porque siento que vivimos en un país que es muy desigual. Los problemas más grandes estructurales que tenemos son el racismo y el clasismo, la discriminación específicamente contra las personas indígenas. El quechua es el segundo idioma oficial, pero en la práctica, tú y yo sabemos que en muchos aspectos no es un idioma oficial; no se alienta desde el Estado que la gente lo deba aprender o mantener. Fernando, en un momento está caminando por el centro de Lima y dice: “tal vez las ideas tienen que venir de las regiones, no solo de la capital”. Entonces, a mí me parece que sí, la película es enormemente política y me da gusto porque tiene también mucha alegría. Es una historia de un padre y un hijo.
En ese sentido y sin ánimos de hacer spoiler. ¿Cuáles crees que fueron las escenas más emotivas que lograste filmar?
¡Uf! Son varias escenas que para mí significan mucho, pero una de mis escenas favoritas es la que muestra el espacio de Fernando y Dylan. Cuando están juntos, tienen un contenido acerca del paso de la herencia cultural que está tratando de dejarle Fernando a su hijo.
Bueno, la nueva ley no favorece al cine en lenguas originarias. ¿Es el momento más difícil para el cine peruano?
De los tiempos que yo he vivido, definitivamente es el menos positivo. Esta nueva ley del cine es un desastre, porque se piensa mucho en el cine solo como un producto, como algo comercial y que por eso tenemos que traer a todos los extranjeros que podamos para tenernos de backdrops, para que pinten otro Machu Picchu, otra película en la selva, y que se aprovechen de los espacios y que les demos los incentivos de impuestos. Es desmotivante escuchar a congresistas como Adriana Tudela o Alejandro Cavero. Él no solo hizo un desinformadísimo comentario sobre las películas, hace no mucho quiso cambiar la opción de autoidentificarse como quechua en el censo. Entonces, debemos abordar más temáticas que son urgentes como país. Ojalá que los políticos se crucen con la película y los haga pensar que el cine no solo es hacer ‘Paddington visita el centro de Lima’.
Pero congresistas de las regiones apoyaron la ley, ¿no?
Sí, no han sido consecuentes con sus promesas de campaña. Con lo polarizado que está el país —que, dicho sea de paso, soy consciente de que es un privilegio ir al cine; las entradas son carísimas—, el discurso que veo es que la gente puede odiar una película porque dice: ‘ah, esa película la auspició DAFO, la hicieron con mi plata y yo no quería hacer una película sobre el quechua’. Ese discurso político se ha llevado a un nivel que polariza tanto, dicen: ‘eso debe ser de los caviares’. Ese nivel de poca apertura mental para poder acercarse a una historia me da mucha pena. Ahora la gente se jacta de no haber recibido ningún fondo del Estado.
En medio de ello, ¿cómo sigue ese ‘viaje’ hacia las oficinas de Disney?
Existe una conversación. Tenemos la ilusión de que la conversación siga avanzando. Estamos seguros de que no somos una prioridad, tal vez, para Disney ahora mismo, pero la conversación con ellos avanza y esperamos que siga por buen camino. Y, más allá de Disney, cuando hablamos la política, para mí la esencia de la pelícu-la es que a las personas indígenas se les prometen muchas cosas: el sector privado y el Estado. Al final del día, las comunidades toman las cosas con sus propias manos porque nadie cumple esas promesas. La película es un reflejo de cómo solucionan las cosas.
Quiero finalizar con el tema sobre los fondos al cine. Recibes el apoyo del Sundance Documentary Fund ¿Se hubiera filmado Runa Simi sin el apoyo del Estado peruano?
No. Lo digo con las mayúsculas que se puedan: no existiría. Cuando ganamos el fondo de Sundance, nos re-calcaron: “no sabes lo importante que es que tengas un sello de tu país, el apoyo del Ministerio de Cultura”. Yo estaba dispuesto a pedir un préstamo del banco, pero no sé si estaría ahora hablando de la película.
Alguna vez se dijo que se intentaba eliminar DAFO. ¿Crees que puede suceder?
Sí. Cuando una amiga me preguntó cuándo estaría lista la película, me dijo que había cuatro o cinco películas fichadas por ciertos congresistas. Lo interesante es que han encontrado el poder del cine y lo movilizador que puede ser. En las elecciones de 2021, TV Perú cancela la transmisión de La revolución y la tierra, ¿no? Los congresistas han visto el poder de mensaje que puede tener el cine. Entonces, por el miedo al poder de un discurso que se puede mostrar, hay este contraataque.
- Director. Runa Simi es su ópera prima.
- Protagonistas. Fernando Valencia y su hijo, Dylan. La película muestra el trabajo de ambos y el posterior casting para lograr el doblaje de la película completa.
- Premios. En Sheffield Doc Fest, en Reino Unido, ganó el Premio Youth Jury Award. En Tribeca logró el Albert Maysles como mejor nuevo director de documental.
- Compite en la sección documental del Festival de Cine de Lima. Tiene funciones hoy y el viernes.