La tarde de este martes falleció en Cuernavaca Henri Donnadieu, una de las figuras más emblemáticas de la vida nocturna, la contracultura y el activismo en CdMx. Cofundador de El nueve, el primer bar abiertamente gay de la Zona Rosa, convirtió un sencillo local en un refugio para la comunidad LGBT+ en tiempos en que la visibilidad implicaba riesgo.Nació en la Costa Azul el 13 de mayo de 1943 y abandonó Francia tras instituir el Partido Unión Antirracial, para luego instalarse en México, en 1976.Con estudios en la Sorbona y una visión cosmopolita, se asoció con Guillermo Ocaña y Óscar Calatayud para juntos abrir la disco bar El nueve, el 23 de enero de 1977.“Ahí estaba todo el mundo: vedettes, actores, actrices, cantantes, punketos, rockeros, travestis, juniors de clóset. Y no solamente iba gente de la comunidad LGBT+ —señala la periodista Évolet Aceves, quien le realizó la última entrevista en MILENIO—. Henri abrió sus puertas a todo mundo, cualquier persona que quisiera entrar era más que bienvenida, sin importar género, clase, orientación sexual o color de piel”, dice sobre el legendario local, ubicado en Londres 156.“Celebridades como María Félix, Enrique Álvarez Félix, Juan Gabriel, Fernando Benítez, Irma Serrano ‘La Tigresa’… Todos pasaron por ahí”, afirma Aceves.Un lugar para todosPero la visión de Henri fue más allá de la fiesta; El nueve se convirtió en un espacio cultural pionero en el que Donnadieu programó ciclos de cine, organizó mesas de discusión y dio escenario a bandas emergentes como Café Tacvba, Caifanes y La Maldita Vecindad, que encontraron ahí su primera audiencia.También acogió exposiciones, presentaciones de arte y eventos en los que convivían glamour y contracultura como uno mismo.Durante la crisis de vih en los años 80, Henri transformó su red de contactos en una herramienta de apoyo, creando la primera clínica contra el sida en México y América Latina.Su vida estuvo marcada por anécdotas que alimentaron la leyenda: fiestas con celebridades internacionales, obras de Andy Warhol colgando en sus muros, clausuras y redadas que enfrentó con ingenio, y noches en las que el baile se convirtió en un acto político.Aunque El nueve cerró a principios de los 90, quedó en la memoria colectiva como símbolo de resistencia. Su fallecimiento provocó reacciones inmediatas en redes sociales, con mensajes que lo recordaron como un “guardián de la noche” y un “protector de la comunidad” en tiempos difíciles.”Henri nos deja un enorme legado histórico para la comunidad LGBTQ+; más allá de su lucha, también deja una huella imborrable de generosidad con los que somos distintos a la mayoría”, puntualiza la periodista.hc