El Rayo se aprovecha de Gazzaniga y gana al Girona (1-3)
LaLiga comenzó con un protagonista muy destacado, aunque no como él hubiese querido. Gazzaniga, el portero argentino del Girona, sufrió durante los primeros cuarenta y cinco minutos de este campeonato. Sufrió mucho, más que nunca y decidió el partido para el Rayo Vallecano. De Frutos fue la otra cara: un futbolista activo desde el comienzo, muy listo y dispuesto a aprovechar todos los errores rivales. Que fueron muchos, por cierto. El guardameta protagonizó el primero y el tercero. En el primero, con el partido empatado a cero, aunque con el Rayo con más balón, Gazzaniga recibió un pase, quiso tocarla de primeras, con el interior a otro compañero, pero se lio, no la dio bien y dejó la portería y la pelota a De Frutos. Fue más doloroso aun porque el guardameta llegó para detener el remate, pero se metió con la pelota.
El segundo gol no fue culpa suya sino mérito de De Frutos, que ganó la carrera a su defensa. Fue un poco la imagen del partido: un Rayo con las ideas mucho más claras, con la pelota, mientras que el Girona no sabía muy bien si esperar, si ir, si correr en transición. El caso es que no hacía nada, dejando unas sensaciones muy parecidos al pero Girona del curso pasado, el que coqueteó con los puestos peligrosos. No hay peor imagen para comenzar el curso que la que dio el Girona.
El Rayo no tuvo prisa, ni siquiera necesitó crear ocasiones de peligro, porque todas se las fue creando el Girona contra si mismo. Si dos goles en contra eran ya una losa en el primer tiempo, Gazzaniga añadió un episodio más a su partido desgraciado: cerca del final del primer tiempo, intentó controlar un pase, se le fue un poco y, otra vez De Frutos, le robó la pelota, la ilusión y la esperanza. La única reacción del portero fue tirarle al suelo antes de que marcase el tercero.
Un error, claro. Fue expulsado, dejó al Girona con un futbolista menos y la jugada, al final, terminó siendo el tercero.
Que en la segunda parte sucediese una remontada era un milagro que nadie en Montolivi esperaba. Ni siquiera el gol de Joel Roca en la segunda parte dio un poco de esperanza al equipo de Míchel. El Rayo es un equipo con las cosas muy claras desde hace un año. El Girona, desde hace un año, duda demasiado