La biografía no autorizada 'Entitled: The Rise and Fall of the House of York', del historiador Andrew Lownie , vio la luz este jueves en el Reino Unido y de inmediato avivó el debate, ya encendido desde hace años, de la percepción de la monarquía británica, concretamente del que siempre fue conocido como el «hijo favorito» de la Reina Isabel II , el Príncipe Andrés . El libro, que se apoya en cuatro años de investigación y en el acceso a más de cien fuentes distintas, desvela detalles inéditos sobre la vida del príncipe, su relación con figuras controvertidas como Jeffrey Epstein y un estilo de vida junto a su exmujer Sarah Ferguson , que contrasta con las responsabilidades y la imagen pública que supuestamente exige la Corona. Entre las revelaciones más comentadas está un supuesto altercado con el Príncipe Harry en 2013 en el que presuntamente acabó con la nariz sangrando, un episodio que el portavoz de Harry se apresuró a desmentir, tildándolo de «inexactitudes y comentarios perjudiciales y difamatorios», pero la anécdota ya ha contribuido a reforzar la narrativa de las fuertes fricciones intergeneracionales dentro de la realeza y ha alimentado la discusión sobre los límites entre la vida privada y la responsabilidad institucional. Otra pieza central del libro se refiere a la situación financiera del príncipe Andrés y a la sostenibilidad de su estatus principesco. El Royal Lodge, una residencia de 30 habitaciones, aparece como símbolo de esa cuestión: la remodelación, valorada en 7,5 millones de libras, y los gastos anuales de aproximadamente 250.000 libras han generado preguntas sobre la capacidad de un miembro de la familia real venido a menos para costear su carísimo estilo de vida, el de su exmujer, con la que sigue viviendo, y de sus hijas, las princesas Eugenia y Beatriz . Lownie afirma haber hablado más de cien fuentes para sostener sus afirmaciones, lo que, según el propio texto, aporta una base documental amplia a lo que se presenta como una revisión crítica de la vida pública del duque de York que entre muchos otros temas, explora la polémica relación con el pederasta Jeffrey Epstein y sus redes de influencia así como con otras figuras controvertidas y las dinámicas de poder y acceso que rodearon su vida pública. Además de la biografía personal, la obra propone una lectura sobre cómo ciertos comportamientos y relaciones podrían impactar la legitimidad y la confianza en la monarquía como institución. Las reacciones no se han hecho esperar. 'The Guardian' y 'The Daily Mail' han calificado las revelaciones como «el clavo final en el ataúd» del duque de York, llamando así la atención sobre un daño reputacional que, en su lectura, podría ser irreversible para su posición dentro de la Corona, mientras que 'The Telegraph', con un tono más especulativo desde la perspectiva de la continuidad institucional, sugiere que, en un escenario de futuro con Guillermo como rey, podría considerarse la remoción de los títulos del duque para proteger la imagen pública de la Corona. Así, la cobertura ha oscilado entre condenas, intentos de contextualización y lecturas críticas de la capacidad de la monarquía para gestionar crisis y proteger la integridad de la institución ante un escrutinio cada vez mayor. Y por otro lado, están los británicos, que según YouGov, están mayoritariamente en contra del duque, con sólo un 5% de los encuestados que le apoyan, mientras que un 87% lo rechazan. Por otro lado, Guillermo y Kate cuentan con una aprobación que supera el 70% y en caso de llegar al trono, los analistas creen que no tener mano dura con Andrés sería muy contraproducente. Según la encuesta, el respaldo general a la monarquía como institución es del 62% y sus resultados generales sugieren un repudio significativo hacia Andrés, al tiempo que mantiene un grado de apoyo para la continuidad de la monarquía, impulsado por figuras percibidas como más modernas y cercanas al público, incluyendo entre ellas al Rey Carlos III e incluso la Princesa Ana . La combinación de las polémicas revelaciones personales y una caída pronunciada de la popularidad sitúa a Andrés en una posición cada vez más delicada dentro de la familia real, y tanto el libro como las reacciones que ha tenido su publicación, sugieren que será necesario poner en marcha una reconfiguración de roles que promueva a su vez una mayor transparencia sobre la familia real en general. Algunas de las revelaciones más importantes tienen que ver con la vida sexual del duque, su «vulgar» sentido del humor y sus andaduras sexuales con mujeres en otros lugares del mundo en fiestas y orgías. En cuanto a las acusaciones de acoso laboral, el libro incluye muchas, incluyendo la de Andrés llamando «maldito imbécil» a un miembro del personal del palacio por no referirse a su madre por su título completo. Por si esto fuera poco, material comprometedor sobre el príncipe también podría haber acabado en manos rusas, afirma Lownie, que hace referencias a los temores de la inteligencia británica, reportados inicialmente por el 'Sunday Times', de que John Mark Dougan , ex ayudante del sheriff del condado de Palm Beach, huyó a Rusia con copias de archivos sobre la investigación de Epstein en las que, por supuesto, aparece Andrés.