Descubren una nueva especie de libélula de hace 75 millones de años en el Parque de los Dinosaurios
Además, el hallazgo ha obligado a crear una familia inédita dentro de este grupo de insectos
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Un hallazgo inesperado en el Parque Provincial de los Dinosaurios, en Alberta (Canadá), ha permitido identificar el primer fósil de libélula de la era de los dinosaurios descubierto en el país. Se trata de un ala parcial fosilizada de unos 75 millones de años que no solo ha sido reconocida como una especie nueva para la ciencia, sino que además ha obligado a crear una familia inédita dentro de este grupo de insectos. El hallazgo, liderado por investigadores de la Universidad McGill, contribuye a llenar un vacío de 30 millones de años en la historia evolutiva de las libélulas.
El fósil fue descubierto en 2023 por un estudiante de grado durante un curso de campo de paleontología dirigido por el profesor Hans Larsson. Mientras se excavaba una zona conocida por la abundancia de hojas fosilizadas, los investigadores dieron con un fragmento de ala que descolocó por completo sus expectativas. “No esperábamos encontrar insectos en este yacimiento”, explicó André Mueller, autor principal del estudio y estudiante de máster en el laboratorio de Larsson. La sorpresa fue aún mayor cuando el análisis confirmó que se trataba de un insecto nunca antes descrito.
Así es la nueva especie
La nueva especie ha sido bautizada como Cordualadensa acorni, en honor al divulgador y entomólogo John Acorn, de la Universidad de Alberta, conocido por promover durante décadas el conocimiento de la historia natural de la región. Sus características anatómicas son tan singulares que los expertos han propuesto una familia propia, Cordualadensidae, para clasificarla. Con una envergadura similar al ancho de una mano humana, este insecto pudo haber sido una presa habitual de pequeños dinosaurios carnívoros, según los investigadores.
El hallazgo resulta especialmente relevante porque hasta ahora el registro fósil de insectos en la formación geológica de Dinosaur Park era casi inexistente. La única evidencia previa era un diminuto áfido atrapado en ámbar. En palabras de Alexandre Demers-Potvin, coautor del estudio, “este descubrimiento no solo duplica nuestro conocimiento de insectos en el parque, sino que también revela un modo de preservación completamente nuevo en la zona: fósiles de impresión”. El hallazgo ha abierto la puerta a nuevas prospecciones que ya están sacando a la luz más restos de insectos.
Primer representante norteamericano de un amplio grupo denominado Cavilabiata
Más allá de su rareza, el fósil aporta claves fundamentales para entender la evolución de las libélulas. Se trata del primer representante norteamericano de un amplio grupo denominado Cavilabiata, caracterizado por adaptaciones al planeo en vuelo, un rasgo asociado a las libélulas migratorias actuales. “El análisis del ala indica que esta especie estaba adaptada para deslizarse largas distancias, lo que probablemente fue crucial para su éxito evolutivo”, señaló Larsson. De este modo, el hallazgo ayuda a reconstruir cómo se distribuían y desplazaban estos insectos en plena era de los dinosaurios.
El fósil se conserva en rocas de la Formación Dinosaur Park, un yacimiento declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y célebre por su abundancia de restos de dinosaurios del Cretácico tardío. La identificación de un insecto tan singular en este contexto aporta una pieza que faltaba en el puzle ecológico de uno de los enclaves más diversos en fósiles de vertebrados del planeta. Según los autores, el registro fósil de insectos en Canadá era hasta ahora muy limitado, lo que convierte este hallazgo en un punto de inflexión.
El estudio incluye una reconstrucción artística del insecto
La investigación ha sido publicada en la revista Canadian Journal of Earth Sciences e incluye una reconstrucción artística del insecto realizada por un estudiante de McGill. El trabajo fue financiado con fondos del Consejo de Investigación en Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá (NSERC), así como por la universidad y el gobierno de Quebec. Los autores subrayan que este tipo de descubrimientos ponen de relieve la importancia de la colaboración entre estudiantes y equipos consolidados de investigación.
Para los científicos, Cordualadensa acorni no es solo un fósil excepcional, sino también un recordatorio de lo mucho que queda por descubrir sobre los ecosistemas prehistóricos de Canadá. En palabras de Larsson, “este espécimen nos ofrece una ventana inédita a la vida en Norteamérica hace 75 millones de años”. Con cada nuevo hallazgo, se va completando la imagen de un paisaje en el que los dinosaurios convivían con insectos que, como las libélulas, han perdurado hasta nuestros días con adaptaciones sorprendentes.