El Ministerio Público está fraccionado en momentos en los que requiere unidad
El regreso de Patricia Benavides Vargas como fiscal suprema titular ha puesto en evidencia la división que afecta al Ministerio Público. Una situación que de no corregirse y pronto facilitará los intentos del pacto de gobierno por hacerse con el control del sistema de justicia, especialmente del área penal.
De acuerdo con diferentes fuentes, está división no es de hoy. Se ha incubado desde hace algunos años. El origen primario está en los continuos cambios de fiscales de la Nación y sus diferentes visiones del papel del Ministerio Público. Esto arrastra a un ejército de fiscales detrás. Cuando un fiscal de la Nación se va de mala forma, todos los que lo acompañaron son desplazados a cargos intrascendentes.
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Además, en las gestiones de Pedro Gonzalo Chávarry y Patricia Benavides, esto supuso necesarias investigaciones. Todo estos cambios sucedieron, en un periodo corto de tiempo, por lo que cuando las heridas de un grupo todavía no sanan, ya hay nuevas “víctimas”.
Los minis
En medio de todo este “acuchillamiento”, crecieron dos áreas que en la práctica se convirtieron en mini Ministerios Públicos, con sus propios fiscales de la Nación. Jorge Chávez Cotrina, en crimen organizado, y Rafael Vela, en lavado de activos y el equipo especial Lava Jato. “Si bien hicieron y hacen un buen trabajo, tomaron decisiones sin conocimiento del fiscal de la Nación de turno que asume los costos de lo que hacen o dejan de hacer, pero que no ven ningún rédito a cambio”, señala un fiscal.
En busca de algo de reconocimiento, Gonzalo Chávarry y Patricia Benavides atrajeron a Vela y Chávez en los días aurorales de su gestión. Luego, se dieron cuenta que aparecer juntos en la foto no era suficiente y terminaron enfrentados. Zoraida Ávalos y Juan Carlos Villena prefirieron no mirar y dejarlos ser. Una posición que si bien no suma, tampoco resta. Eso creían. El punto es que todos miran y quieren imitar el modelo que divide a la institución. Los que no forman parte de la "élite" se siente desplazado.
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Ese fue, por ejemplo, el caso de Marita Barreto y el Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción en el Poder (Eficcop). Patricia Benavides la creó por interés político -cercar al gobierno de Pedro Castillo-, pero tras cumplir el encargo, trató de sacarla. Barreto se adelantó y la que terminó fuera fue Benavides.
Desactivar los minis es un problema de amplia discusión interna que, hoy, tiene unanimidad en la Junta de Fiscales Supremos. Esto no tiene que ver con favorecer a determinado investigado o mafia, es un tema institucional. No pueden haber dos o tres fiscales de la Nación. El Ministerio Público fue creado, en los años 80, como una institución monolítica, con estructura casi militar. El fiscal de la Nación es la única e indiscutible cabeza.
La última fiscal
La fiscal de la Nación, Delia Espinoza puso como uno de los puntos estratégicos de su agenda desactivar esas áreas “especiales”, poner orden para encausar la institución. Sin embargo no supo o no quiso explicarlo. Espinoza aprovechó la necesidad de una nueva visión para enfrentar a las bandas de extorsionadores y el caso de la fiscal Elizabeth Peralta, para cambiar a Chávez y Vela y nombrar nuevos coordinadores en crimen organizado y lavado de activos, que se unificó con corrupción y extinción de dominio. Pero, además, Jorge Chávez y Rafael Vela están bajo investigación fiscal.
Luego, se le sumó otro problema. El defecto de la fiscalía de investigar todo, aun aquellas denuncias con evidente sesgo político. No tienen nada, pero igual se investiga para ver si algo se pesca en el intento. Espinoza abrió investigación a Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos, en base a la poco creíble declaración de Jaime Villanueva. Villena se salvó por poco. Eso además tiene ramificaciones en el Poder Judicial.
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En un país donde investigar se ha convertido en sinónimo de culpable, partió la Junta. Hay desconfianza. Eso se evidenció el día que Benavides quiso asaltar la fiscalía de la Nación. Nadie salió a defenderla. Tuvo que pedir ayuda por WhatsApp a los líderes y presidentes de los distritos fiscales. Muy pocos la escucharon. Algunos creen que el regreso de Benavides y Tomás Gálvez, dará nueva vida a los minis y podría neutralizará el todismo. “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Error. Todos pierden.
Espinoza debe y pronto unificar el Ministerio Público. Se le hace más difícil cuando ve enemigos en todos lados. Requiere más asesores institucionales, juristas, antes que políticos o se seguirá quedando sola con gran riesgo para la institución. Los casos de los fiscales Alcides Chinchay y Rosario López Wong necesitan una explicación al público. Tampoco puede enfrentarse con todos y por todos. La sentencia del TC sobre investigar a un presidente reinvindica a Zoraida Ávalos y critica a Patricia Benavides, pero la fiscal de la Nación la rechaza, aun cuando hoy no se puede hacer nada para cambiar su contenido.
Nuevos fiscales supremos
Mientras tanto, la Junta Nacional de Justicia declaró desierto el concurso público para elegir nuevos fiscales supremos titulares. Ninguno de los 13 postulantes que se presentaron a la prueba de estudio de casos lograron la nota mínima requerida para pasar a la siguiente y última etapa del concurso. Ese el motivo oficial del final del concurso. La realidad es que la JNJ no podía seguir con un concurso que no daría nada al ganador.
Hoy no existen vacantes de fiscales supremos titulares tras el ingreso de Patricia Benavides y Tomás Gálvez. Recién a mediados del 2026 habría una nueva vacante. Antes, sólo existirá si el Congreso o la JNJ destituye a uno de los actuales magistrados supremos. De acuerdo con el reglamento, los primeros lugares tendrían la posibilidad de esperar un año para alcanzar una vacante. Tal vez uno lo podía lograr, para el resto ya no había ninguna posibilidad. Luego está el reclamo de Luis Arce Córdova por reincorporarse a la fiscalía por lo que la única vacante tampoco está segura.