El tenista Jannik Sinner confiesa cuál es su última afición: “Por las noches me gusta jugar y construir con los Lego”
Jannik Sinner, actual número uno del tenis mundial, ha revelado una faceta íntima y sorprendente en plena preparación para el US Open: su pasión por los Lego. En una entrevista concedida a medios internacionales, entre ellos Corriere della Sera, el joven italiano confesó que por las noches se relaja construyendo modelos complejos mientras escucha música. “Un coche, obviamente”, respondió cuando le preguntaron qué estaba armando. En Nueva York, donde se hospeda cerca de una tienda de Lego, compró un Porsche y lo terminó en cinco horas. “Luego pensé: necesito uno más grande. Mi instinto me dice que el último que compré es demasiado grande… pero me gusta. Pongo música y pienso en otras cosas”, explicó. Para él, esta actividad es una vía de escape frente a la presión constante que implica ser un deportista de élite.
Su rutina está marcada por entrenamientos, análisis táctico y una mentalidad trabajada con el psicólogo Riccardo Ceccarelli. “Al principio pensaba que era fuerte, pero no lo era. No tenía paciencia, quería hacerlo todo a la vez. Hay que aceptar los defectos y trabajar pieza por pieza, como un rompecabezas”, reflexiona.
Sinner se crió en el Tirol del Sur, en una familia trabajadora que hablaba un dialecto alemán. Se fue de casa a los 13 años para entrenar, y vivió con una familia croata que lo acogió como a un hijo. Recuerda con cariño los platos de su infancia, como el Wienerschnitzel de su abuela y los buchteln de su padre, aunque ahora solo los disfruta en contadas ocasiones. Le gusta el mar, pero no bucea: “Si estoy cerca de la costa, no hay problema. Pero si estoy en medio de la nada, me da un poco de miedo”. No usa redes sociales personalmente, no tiene arquitecto favorito y no piensa en construir una casa hasta dentro de 15 años. “El mundo adulto todavía me resulta extraño en algunos aspectos”, admite.