Siempre me molestó esta expresión en el famoso aria del Toreador en la Carmen de Bizet, por considerarla un tanto rimbombante y tópica, pero esta vez encajó perfectamente a lo largo de esta tarde de Dax. José Fernando Molina y Juan de Castilla, cogidos hace pocos días en la vecina Bayona - este último de gravedad -, reaparecían al lado de Esaú Fernández ante toros de Robert Margé de mucho respeto en cuanto al trapío, encastados, de bravura variada y con complicaciones por su falta de humillación en algunos casos, y por sus embestidas desordenadas los tres últimos. Lo dicho: el valor fue el protagonista de todo el festejo, marcado además por momentos de susto; una cogida en toda regla...
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