Cinco individuos que contaban con un grupo de Whatsapp, bautizado K-Team , para seleccionar a sus víctimas. Jóvenes que llevaban hasta la vivienda de uno de ellos, en plenas restricciones por la pandemia, con la excusa de unirse a una fiesta. En sus conversaciones y audios a través de la citada aplicación, los cinco corroboraron como se «turnaban» para violarlas y como «tanteaban» a otras chicas para llevarlas al domicilio de Castelldefels (Barcelona). Luego, se jactaban de ello. «Te pasaría el teléfono de una, pero no me fío porque a esa sí la veo capaz de denunciarme», reza uno de los mensajes. La Fiscalía sostiene que esta manada creó «un clima de sometimiento» para «anular la capacidad de reacción» de sus víctimas y pide para ellos penas que oscilan entre los 28 los 53 años de prisión . Este martes, los cinco se sientan en el banquillo de la Audiencia de Barcelona por integrar «un grupo criminal para la comisión de delitos contra la indemnidad sexual ». El Ministerio público les atribuye, además, tres delitos de agresión sexual con penetración y otros dos de descubrimiento y revelación de secretos con difusión de datos de carácter personal. Las tres agresiones las habrían perpetrado entre marzo y mayo de 2021, y también habrían grabado grabar sin su consentimiento a una cuarta víctima mientras mantenía relaciones sexuales, para luego difundir las imágenes a través del citado grupo de Whatsapp, cuya imagen era de los integrantes de 'La Manada' de Pamplona. Según la Fiscalía, los cinco individuos contactaron por redes sociales con jóvenes que tenían «baja autoestima» , se ganaron su confianza y las invitaron a fiestas en el domicilio de uno de los procesados, ubicado en Castelldefels, aprovechando las restricciones por el Covid. Las víctimas acudieron a esas fiestas de forma voluntaria, pero sin conocer «el carácter grupal y sexual de las mismas», en las que los procesados crearon un clima de sometimiento que llegó a mermar e incluso anular la capacidad de reacción de las perjudicadas, sostiene la acusación pública. La investigación de los Mossos d'Esquadra comenzó con la denuncia de unas de las víctimas. Una noche, en la primavera de 2021, quedó con uno de los acusados, Alejandro Raúl. P. C. alias 'El Cubano' , a través de redes sociales. Después de tomar algo, éste le dijo que había una fiesta en su casa, a la que acudiría más gente. Las discotecas estaban aún cerradas por la pandemia y ella accedió. Allí se encontraban los otros cuatro acusados. Durante la noche, «estuvieron bebiendo» y jugando a la consola. Cuando la mujer «se encontraba muy borracha, hasta el punto que no se sostenía de pie», uno de ellos comenzó a besarla y a meterle mano. Ella le dijo que parase. A pesar de ello, dos de los individuos la cogieron y la llevaron a una habitación. Le quitaron la ropa, la tumbaron en la cama y la violaron por turnos. Mayo del mismo año. Otra mujer acude a una fiesta en el mismo inmueble. El 'modus operandi' fue el mismo. Alejandro Raúl contactó con ella por redes sociales la noche anterior. «Como le gustó, accedió a ir a la fiesta». El individuo la recogió en la estación de tren y la llevó a su domicilio. Allí había otros chicos y una chica. Un grupo de unas diez personas. Bebieron, cenaron y jugaron a la consola. En un momento dado, la víctima comenzó a besarse con otro de los acusados, J.M.M.M., cuando, «sin ser invitados», entraron en la habitación otros tres hombres. Uno de ellos la agredió sexualmente mientras los restantes «no hicieron nada impedirlo». Ella «no dijo nada», «pero no se esperaba que eso pasase y no quería», pero «estaba en una fiesta en la que no conocía a nadie, lo hizo pensando que así podría marcharse de allí». La tercera víctima, apuntó la instructora, también acudió a la fiesta de forma voluntaria, «pero sin ninguna intención de mantener relaciones sexuales» con los investigados. También había quedado con Alejandro Raúl, que actuaba como gancho. Cuatro de ellos la violaron «de forma sucesiva» anal y vaginalmente. «El hecho de que accediese a ir a la fiesta y beber alcohol, no implica que también accediese a que después, los investigados, aprovechando que no se sostenía en pie, la agrediesen sexualmente», señaló la juez para apuntar: «resulta bastante lógico pensar que una persona que no se puede sostener en pie, debido al estado etílico, pueda prestar su consentimiento ». Con el contenido de los teléfonos móviles de los investigados, la titular del Juzgado de Instrucción 5 de Gavà (Barcelona) concluyó que la forma de actuar del grupo era «naturalizar» lo ocurrido, con un «poco de contacto posterior a fin de controlar que no denuncien». Tras su detención, en diciembre de 2022, la togada decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Ahora los cinco acusados se enfrentan a una condena que suma 196 años de cárcel y a una petición de más de 215.000 euros de indemnización por los daños morales ocasionados a las víctimas. La previsión es que el juicio se alargue hasta el próximo jueves, 25 de septiembre.