Hasta ahora, los auriculares para nadar no tenían Bluetooth, según la mayoría de los fabricantes, por problemas de estanqueidad. Esto obligaba a almacenar toda la música previamente en el dispositivo, algo que no supone un gran inconveniente bajo el agua, pero sí cuando quieres usarlos fuera y directamente emparejados con el teléfono móvil. Los nuevos Shokz OpenSwim Pro resuelven este problema combinando Bluetooth y almacenamiento interno, de modo que, en teoría, sirven tanto para la piscina como para fuera de ella. Los OpenSwim Pro, que tienen un coste de 200 euros , mantienen el formato clásico de la marca: una diadema ligera de titanio con transductores de conducción ósea que descansan delante de las orejas. Pesan apenas 27 gramos y se sujetas sin problemas incluso con gafas de natación o gorro. Eso sí, solo hay un tamaño disponible, por lo que quienes tengan la cabeza más pequeña podrían encontrarlos algo sueltos. Los botones físicos son grandes y responden bien incluso mojados o con guantes, algo que se agradece en la piscina. La gran novedad es que ahora el dispositivo funciona tanto con Bluetooth 5.4 como con sus 32 GB de almacenamiento interno. Así, podemos conectarlo al móvil, recibir llamadas gracias a sus micrófonos con cancelación de ruido y usar la 'app' de Shokz, algo que no se podía hacer con los OpenSwim normales. En el agua, aunque el Bluetooth sigue funcionando, enseguida pierde la conexión. Es decir, en una piscina corta y sin sumergirlos del todo podrían usarse, aunque siempre es mejor recurrir al almacenamiento interno. Nosotros lo probamos en una piscina de tamaño mediano y, a mitad de recorrido, la conexión Bluetooth se perdía. En uso diario, el sonido es bueno para un modelo deportivo, con voces claras y un volumen suficiente. Comparado con el OpenRun Pro 2 , se perciben menos graves y algo más de vibración al subir el volumen, ya que este último cuenta con un pequeño altavoz que refuerza los bajos. En el agua, sin embargo, los OpenSwim Pro suenan muy bien. Incluyen un ecualizador específico para natación que compensa la amortiguación y, sobre todo, si usamos tapones de oído, la experiencia mejora notablemente: la música se percibe nítida. Shokz promete unas 9 horas de autonomía en Bluetooth y unas 6 horas en modo MP3. Nosotros los usamos a diario para entrenar y la batería aguantó casi diez días. Como ocurre con otros auriculares de la marca, necesitan el cable propietario magnético de 4 pines para cargar y transferir la música, es decir, hay que llevar siempre un cable adicional. Los OpenSwim Pro cuentan con certificación IP68, lo que garantiza resistencia hasta dos metros de profundidad durante dos horas en agua dulce. No están recomendados para agua salada, pero basta con enjuagarlos y secarlos antes de cargarlos. Un detalle importante es que no flotan: si se te caen (aunque es poco probable), se irán al fondo. Los OpenSwim Pro no pretenden sustituir a los OpenRun Pro 2; su ventaja está en unificar dos usos en un único dispositivo. Si corres, montas en bici y también nadas, es la opción más práctica, especialmente para triatletas. Si solo nadas, el OpenSwim 'normal' resulta más económico, con un coste de unos 160 euros. Y si nunca entras en la piscina y prefieres más graves, el OpenRun Pro 2 ofrece un mejor rendimiento en tierra.